Mariano Rajoy sugirió hace meses que no tiene intención de retirarse, pero que su futuro en el PP está supeditado al resultado de las próximas autonómicas y municipales, para las que hasta hace poco se daba por seguro que Cristina Cifuentes sería una de las candidatas populares con más posibilidades.

El escándalo sobre su máster y el ultimátum de Ciudadanos -que sostiene al PP en Madrid- para que Rajoy busque quien la sustituya el destino del jefe del Ejecutivo y del partido a la suerte de la dirigente madrileña.

Rajoy no se puede permitir perder la comunidad. Todos los saben. Cifuentes, también. A ella le otorgan la calificación de «achicharrada» en la dirección popular. No hay salvación. O cae a manos de los suyos o lo hará por una moción de censura. La presidenta pasa sus últimos días en la Puerta del Sol. Debe ir despidiéndose de cosas, incluidas las posibilidades con las que creía contar en la carrera sucesoria. Es esta otra clave más para entender que la crisis de Madrid es más grave de lo que aparenta y afecta hasta a la sucesión del líder.

Y aún quedaría otro dato para reforzar ese nexo entre la inminente caída de Cifuentes y la sucesión: se vaya la presidenta, la eche su partido o lo haga la oposición, el PP tiene clarísimo que el candidato que se elija en la comunidad para los comicios de mayo tendrá que ser «un primer espada». El objetivo ahora es darlo todo por conservar la plaza. Con independencia de a quién haya que sacrificar para lograrlo.

Será así por más que le pese al posible elegido o elegida bien porque sus planes no pasasen por unas autonómicas bien porque, como le ocurría a Cifuentes, su proyecto personal mirase de reojo hacia el relevo del presidente. Por tanto las posibilidades de Íñigo Méndez de Vigo, Ana Pastor o Soraya Sáenz de Santamaría van a estudiarse en detalle y a golpe de sondeo. Puede haber otros en la lista. Pablo Casado contaba con boletos para aspirar a la alcaldía o a la Comunidad. Las últimas noticias sobre lo inflado de su currículum no le favorecen.

A Rajoy le quedan decisiones relevantes ligadas a la explosión política madrileña. La primera, si le conviene más que echen a Cifuentes en una moción o forzar que se vaya. Es más probable esta segunda, ya que si permitiera a la presidenta pasar a la oposición para justificar que cree en su inocencia tendría que dejarle también las riendas del partido en Madrid. En este contexto parece inevitable buscar su salida e imponer una gestora. O nuevo presidente elegido en Junta Directiva.