Fue uno de los discursos más solventes que se le recuerda en el Parlamento. Pedro Sánchez sacó de la narcolepsia a los diputados, aún adormecidos tras el discurso de investidura deMariano Rajoy del martes, y exhibió toda su contundencia para confirmar al candidato popular que va a votar en contra por decenas de razones, pero una fundamental: no confía en él y no habrá“chantaje” que le haga cambiar de opinión. Votará no. No se inclinará ante las peticiones para que se abstenga, y entiende la urgencia de formar gobierno, pero tampoco desvela cuál es la alternativa. ¿Intentará presentarse Sánchez a una investidura? No lo aclaró. Desgranó todos los motivos por los que se opone a la continuidad del PP en la Moncloa -los recortes, la corrupción, la desconfianza-, explicó que es consciente de que no podrá recabar determinados apoyos tras quemar los puentes de diálogo, y, sin citarlo, avanzó con su posición el escenario de repetición de elecciones. Las próximas, en Navidad. Se lo recordó Rajoy y también Pablo Iglesias, que le pidió un pacto de izquierdas,aunque Sánchez permaneció insondable.

Es lo primero que el socialista reprochó cuando subió a la tribuna de oradores a las nueve de la mañana, el haber jugado con la fecha de25-D como espurio elemento de presión. En el mismo saco metió a la presidenta de la Cámara Baja, Ana Pastor, por haberse plegado a los deseos del líder de su partido. “Es un chantaje en toda regla, que ha contado con la complicidad de la presidenta del Congreso. Señora Pastor, aceptando la malintencionada fecha impuesta por el candidato, usted ha dejado el Congreso por los suelos”, reprochó, pero no anunció qué alternativas existen a esos terceros comicios y se centró en apuntalar sus críticas a Rajoy.

“España necesita un Gobierno, sí, que sea limpio, social y creíble. Y el suyo, señor Rajoy, no lo será”, arremetió y le acusó de representar solo “el legado de la corrupción, la mala gestión económica y la desigualdad”. Defendió que si Rajoy no cuenta esta semana con suficientes apoyos para salvar su investidura no es porque tenga un problema aritmético, sino un problema derivado de su falta de responsabilidad con el que los socialistas no están dispuestos a cargar. “La incapacidad es en exclusiva suya y nadie más es responsable de ello. Usted no tiene credibilidad”, señaló.

VUELVE EL TONO SOCARRÓN

Tan cortante fue el discurso de Sánchez que Mariano Rajoy salió del hastío y desplegó todo el esplendor de su oratoria cáustica e hiriente. “Hombre, no abuse, con que me diga que 'no' ya es suficiente. He entendido todas las partes del ‘no’, así quetranquilícese”, le espetó. El candidato popular admitió que con la desconfianza que percibe no espera que el PSOE le apoye en la investidura,pero volvió a pedir, que por lo menos le sostengan con abstenciones. “Señor Sánchez, no le pido un acuerdo de coalición. Le pido que nos deje gobernar y le ofrezco 170 escaños, 8 acuerdos sobre temas capitales y un poco de responsabilidad”, reclamó y volvió a agitar la bandera de las terceras elecciones. Tras observar que el líder socialista no anunciaba su próximo movimiento, Rajoy recordó que el momento político es excepcional y que él amalgama en su pasado una larga experiencia de acuerdos con el PSOE -aunque no dijo que a esos pactos llegó antes de obtener mayoría absoluta, como el del Majestic- . “Estamos en una situación excepcional. Tiene que ocurrírsenos algo distinto de la mera celebración de elecciones, porque así no vamos a ninguna parte”, le dijo, y se quejó que lo que no puede hacer el socialista es ir forzando elecciones hasta que el resultado le sea favorable.

En su insistencia en la amenaza electoral y de quién cargará con esa losa para la historia, Rajoy llegó a admitir, para sorpresa de propios y ajenos, la escasa trascendencia del pacto firmado conCiudadanos. “No creo que el señor Rivera ni yo pasemos a la historia por el acuerdo que hemos firmado. Quizá pasemos por otras razones. Pero usted puede pasar por ser el responsable de que tengamos tres elecciones en un año”, advirtió.

Sánchez se negó a asumir lo que considera un “chantaje” en toda regla y le afeó que trate de resolver sus problemas como candidato usando al patriotismo como respuesta y planteando el dilema de o un gobierno del PP o el caos. Citó a Manuel Azaña para apoyar su reflexión. “Ningún problema político tiene escrita su solución en elcobijo del patriotismo. Se necesita que además de ser patriótica sea acertada y su propuesta no lo es”, señaló.

LA CORRUPCIÓN

Como era de prever Sánchez apoyó buena parte de su discurso en los casos de corrupción que afectan al PP y le leyó la retahíla de todos los delitos imputados a cargos de su partido y le dijo que es imposible otorgar confianza al presidente de una formación con esta trayectoria de comportamientos ilícitos. Rajoy llevaba bien preparadas las respuestas a Sánchez.

Sabía qué responder cuando Sánchez le llamara incoherente, sabía cómo amagar con la amenaza electoral y cómo tratar de arrinconarlo, pero en los casos de corrupción, se quedó sin balas. Casi. Afeó al socialista que le considere “la quintaesencia de todos los males” pero recordó una realidad inapelable: el PP fue el partido más votado el 20-D y el 26-J.