Las sospechas de parcialidad persiguieron a la gestora socialista desde que se constituyó, tras la forzada salida de Pedro Sánchez el pasado 1 de octubre. Desde su propia composición al dilatado calendario de primarias que impuso, pasando por las críticas a la financiación de la candidatura de Sánchez y la purga de los diputados que le seguían siendo fieles, todas sus iniciativas fueron criticadas por beneficiar a Susana Díaz, como si la dirección provisional del PSOE y la presidenta de Andalucía fueran, en el fondo, la misma cosa. Una de las decisiones más polémicas tuvo que ver con el nuevo proyecto para el partido, tanto por su contenido como por quién pilotaba su elaboración: sus máximos responsables fueron José Carlos Díez y Eduardo Madina, dos de los más firmes apoyos de Díaz.

Ahora, tras recibir el rotundo respaldo de los militantes, Sánchez se dispone a cambiar a fondo ese proyecto a través de la presentación de enmiendas parciales, que serán votadas por los delegados en el congreso de mediados de junio. Sobre todo, en el aspecto organizativo, donde quiere incluir duros reproches a la gestora.

“Los acontecimientos que culminaron en las reuniones del comité federal de octubre de 2016, y la extralimitación en sus funciones de una gestora nombrada y mandatada de un modo que no se corresponde ni con las reglas, ni con la cultura socialista, ni con los criterios democráticos básicos habituales, han agravado una crisis interna que hay que cerrar cuanto antes, apostado por laintegración real del partido en la única manera en la que resulta factible y eficaz, es decir, contando con los militantes y restituyendo su papel central”, señala el texto propuesto por el equipo del nuevo líder.

En este sentido, propone que la “revocación o censura” de un secretario general deba ser motivada por un mínimo del 51% de los votos del comité federal y ser aprobada después por la militancia en una consulta. El mandato de las gestoras, además, no será superior a los 90 días.

Todas las medidas en este apartado fueron propuestas por Sánchez durante su campaña, como las consultas a la militancia sobre losacuerdos de gobierno sean obligatorias, la necesidad de primarias para todos los candidatos socialistas (al Congreso, el Senado, la Eurocámara, los parlamentos autonómicos y a los ayuntamientos) y que los dirigentes solo puedan tener un cargo orgánico, entre otros.

NINGUNA MEDIDA DE DÍAZ

El proyecto propuesto por Sánchez, que sitúa el origen de la crisis del partido en el 2011, también vuelve a proponer “una reforma constitucional federal, manteniendo que la soberanía reside en el conjunto del pueblo español” que “perfeccione el reconocimiento del carácter plurinacional del Estado apuntado en el artículo 2 de la Constitución”.

El equipo del nuevo secretario general ha incluido algunas de las iniciativas defendidas por Patxi López, como que las primarias a doble vuelta, pero no adopta ninguna de las medidas de Díaz, su gran rival.

Mientras tanto, Sánchez continúa sin decidir si los diputados socialistas se abstendrán o votarán en contra de la moción de censura a Mariano Rajoy que Pablo Iglesias defenderá el próximo 13 de junio, que propone al líder de Podemos como sustituto en la Presidencia del Gobierno.