El pasado viernes, cuando el Gobierno ya sabía que ‘eldiario.es’ disponía de información comprometedora sobre el máster en Igualdad que Carmen Montón (Burjassot, 1976) cursó en el 2011 en la Universidad Rey Juan Carlos, la portavoz del Gobierno, Isabel Celáa, felicitó públicamente a la aún ministra de Sanidad por haber devuelto en un tiempo récord, los primeros 100 días de Gobierno, la sanidad a los inmigrantes simpapeles. Quizá fue una manera de reconocer su impulso a una de las medidas estrella del Ejecutivo, antes de la tormenta que estaba por venir.

Montón, del entorno más cercano al presidente, y con el apoyo en un principio de este, quiso resistir. Pese a su juventud, su candidez y su falta de agresividad con el adversario, su trayectoria política le ha enseñado a dar la batalla y salió a dar explicaciones públicas y a mostrar los mails con los que intentó demostrar su interés por hacer el curso de postgrado y rebatir la idea de que, en política, todos son iguales. Pero la difusión de que plagió parte de su trabajo final o las posibles informaciones por venir, han acabado con una carrera que se entreveía prometedora.

Comenzó en política en Juventudes Socialistas y pronto llegó a concejal de su ciudad, Burjassot, en 1999. Su padre, que también fue edil, le inculcó el interés por la vida pública y su madre, gobernanta de un hospital, el gusanillo por la medicina. De hecho, se licenció en esta disciplina justo un año antes de inscribirse en el máster, en el año 2010. En aquella época ya había dado su salto al Congreso y José Luis Rodríguez Zapatero la había elegido portavoz de Igualdad. De ahí que se apuntara al curso universitario para, según su versión, “humildemente” ampliar sus conocimientos en género.

ABORTO Y MATRIMONIO HOMOSEXUAL

Asistiera o no al máster, en aquella época destacó como ponente de la ley de matrimonio homosexual y por su firme defensa de la ley del aborto. Por ello siguió como responsable de Igualdad en la ejecutiva de Pedro Sánchez, a quien apoyó en las primarias y nunca abandonó, pese a que Ximo Puig, uno de los barones que propiciaron la caída del líder socialista, la eligió como ‘consellera’ de Sanidad. En la Comunidad Valenciana despuntó en la reversión de las privatizaciones y la defensa de la sanidad pública. Al igual que en el Ejecutivo de Sánchez. Deja proyectos importantes pendientes, que el tiempo dirá si su sucesor es capaz de poner en marcha con la diligencia que hasta ahora han caracterizado a la ministra.