La ultraderecha desplegó sus insignias en las calles de Barcelona el pasado mes de octubre aprovechándose de las multitudinarias manifestaciones a favor de la unidad de España. Estas convocatorias fueron secundadas por organizaciones de extrema derecha como Vox, Hogar Social, Democracia Nacional, Plataforma per Catalunya, España 2000, Som Identitaris o Somatemps, algunos de cuyos miembros han desfilado por las calles alentando peleas y agresiones.

Como organizadora de esas marchas, Societat Civil Catalana se cuidó de despojarse de esos grupúsculos, recordando en todas sus convocatorias que se desvinculan de las "entidades y símbolos que no representan el marco constitucional y los valores democráticos", pero sus tres principales manifestaciones, celebradas el 8, el 12 y el 29 de octubre, registraron escenas de violencia antes y después de los actos en sí, donde el civismo fue predominante. La última se saldó con 12 incidentes y 10 agredidos, entre los cuales hubo un taxista que acabó con la cara cortada tras lanzar un individuo una lata que estalló en el cristal de su vehículo; dos turistas sudamericanos que fueron golpeados; una trabajadora de los Ferrocarrils agredida, así como varios periodistas, fotógrafos y vendedores ambulantes, además del asalto a un supermercado en la calle de Escudellers. Un grupo de personas incluso se acercaron a la plaza Sant Jaume para enfrentarse con los Mossos d’Esquadra.

València sienta precedente

La violencia callejera vivida en València durante la manifestación de la izquierda nacionalista por el 9 de octubre, avivada por la falta de intervención policial que propició tres horas de alta tensión, acrecentó los ánimos para que el 12 de octubre en Barcelona no estuviera exento de golpes y amenazas. Y no solo por los que la proclaman concentrados anualmente en Montjuïc. En la convocatoria de plaza de Catalunya, 'hooligans' de Yomus, Frente Atlético y Hooligans Vallès se enzarzaron en una batalla campal en la terraza del café Zurich.

Otro punto emblemático que da salida a protestas ultras es la plaza de Artós, donde habitualmente se proyectan partidos de la selección española. Desde allí comenzó la marcha del pasado 27 de octubre, en rechazo a la proclamación de la independencia, en la que un grupo se dirigió a la sede de Catalunya Ràdio y rompió cristales y bloqueó la salida de la emisora. Durante su desfile hasta el centro de la ciudad para acercarse hasta la jefatura de policía de la Via Laietana, varios ultras golpearon a dos jóvenes y al trabajador de un bar, que recibió un puñetazo tras salir del local clamando "Libertad".

Para acabar con su impunidad, un grupo de cibercativistas ha puesto en marcha una página web que recoge vídeos de las agresiones.

Escraches a dirigentes del 'procés'

Las últimas convocatorias ultras tuvieron lugar el pasado martes cuando regresaban de Bruselas los 'consellers' cesados Joaquim Forn y Dolors Bassa. En el aeropuerto de El Prat, una decena de jóvenes increparon a Forn con gritos de "A la cárcel", "A Soto del Real", con banderas españolas y un megáfono que emitía el 'Y viva España' de Manolo Escobar. La acción generó un tumulto de cámaras y de gritos, hasta que los Mossos les facilitaron la salida del aeropuerto.

Al día siguiente, otro grupo se reunió en la Estación de Sants para responder a la convocatoria que había difundido la ANC para despedir a los miembros de la Mesa, Anna Simó y Joan Josep Nuet, antes de viajar a Madrid para declarar ante el Tribunal Supremo. A su llegada a Atocha, también fueron recibidos con un escrache a gritos de "golpistas" por neonazis de Hogar Social Madrid, que les increparon hasta la llegada al vehículo que les trasladó a su hotel.