Para que conste en acta, José Luis Rodríguez Zapatero prevé avanzar los límites del diálogo con ETA en el debate sobre el estado de la nación, que se inicia este martes en el Congreso. Aunque el PP le ha pedido que no aproveche la ocasión para anunciar la apertura de contactos con la banda, el presidente opina, según fuentes oficiales, que el pleno más importante del año debe servir al menos para consolidar la unidad de los partidos en favor de una paz sin contrapartidas políticas.

Zapatero anunció hace una semana que el mes próximo comunicará a las fuerzas políticas el inicio de las conversaciones con ETA. Su compromiso, adquirido en el debate sobre el estado de la nación del pasado año, era informar al Congreso antes de designar a los emisarios del Gobierno que entablarán el diálogo con la banda. Pero los recelos del presidente del PP, Mariano Rajoy, han trastocado sus planes.

Rajoy le ha pedido que no convoque un debate monográfico sobre la negociación con ETA, pues ya cuenta con el respaldo de todos los partidos --incluido el PP-- para verificar como estime oportuno si en verdad los terroristas han decidido abandonar las armas. En privado, Rajoy sostiene que una sesión de ese tenor se convertiría en un acto propagandístico del presidente.

No contento con ello, el PP también ha trasladado a Zapatero su rechazo a que anuncie el diálogo con la banda en este pleno de política general, pues teme que la pacificación eclipse el resto de cuestiones de la agenda política. Sobre todo el Estatuto, campo abonado para que los populares ejerzan de oposición.

TRES AÑOS SIN ASESINATOS Ante este dilema, Zapatero ha tirado por el camino de en medio. Tras dar por verificado el alto el fuego y adelantar que a partir de junio afrontará las conversaciones con ETA, su comparecencia para formalizar el anuncio será un mero trámite. El proceso de paz ya habrá aflorado en el debate sobre el estado de la nación.

Aparte de exhibir el "alto grado de cumplimiento" de su programa y de fijar las prioridades hasta el 2008, entre su exposición inicial y las réplicas el jefe del Ejecutivo ratificará que, tras el alto el fuego vigente desde el 24 de marzo, el fin del terrorismo "está más cerca que nunca". No por azar, la sesión coincide con el tercer aniversario del último atentado mortal de ETA, el periodo más largo sin asesinatos en la historia de la banda terrorista.

EL AMPARO DEL CONSENSO POLÍTICO Zapatero agradecerá el apoyo que le han prestado los líderes políticos a los que ha recibido en el palacio de la Moncloa. Amparado en este consenso, el presidente garantizará que ETA no arrancará contrapartidas políticas por disolverse, y que el acuerdo que logren las fuerzas vascas sobre el futuro del País Vasco deberá respetar la legalidad.

Según fuentes gubernamentales, alertará de que refundar la convivencia en Euskadi exigirá sacrificios, en referencia a la reinserción de los presos. Algo dejó entrever ayer en León, donde entregó el premió Leonés del Año al poeta Antonio Colinas: "La gran poesía enseña que la generosidad justa es el rasgo más sólido de democracia madura, el cimiento más firme de la paz".

En el debate, Zapatero elogiará la contribución histórica del PP al fin del ETA y la valentía que ha demostrado Rajoy al apoyarle para culminar este proceso, pasando por alto las críticas de otros dirigentes populares. La convocatoria del pacto anti-

ETA, justo después de este pleno, ayudará a realzar el papel del PP en la búsqueda de la paz.

Más difícil es la papeleta que le toca a Rajoy, que no quiere descolgarse del proceso de paz ni aparecer como un tibio ante su electorado, al que azuza desde hace meses contra el diálogo con ETA. En un tono exigente, y sin ahorrar algunos reproches, a cambio de su apoyo exigirá a Zapatero "lealtad" y que no ceda ante los etarras. Para buscar la brega con el presidente siempre le quedará el Estatuto catalán.