La decisión de retirar camisetas amarillas a algunos aficionados del Fútbol Club Barcelona que acudieron a la final de la Copa del Rey el pasado sábado en Madrid fue exclusivamente «operativa» y «policial». Fuentes del ministerio del Interior sostienen que no se dio ninguna «instrucción especial ni orden extraordinaria» a los responsables del dispositivo de seguridad, integrado por unos 3.500 policías.

Las mismas fuentes confirmaron que las camisetas amarillas intervenidas a la entrada del estadio fueron un total de 199 y que todas ellas llevaban impresa la frase Ara ès l’hora (Ahora es la hora). Un total de 13 personas fueron identificadas y se les levantó acta por supuestas infracciones a la Ley del Deporte y otras diez más por supuestas vulneraciones a la Ley de Seguridad Ciudadana.

También explicaron que fueron los responsables del operativo policial los que juzgaron que el contenido de esas camisetas «pudiera haber aumentado el riesgo de que se produjera una alteración del orden público o violencia en el recinto deportivo y sus alrededores». Y señalaron que la policía actuó así siguiendo las directrices de la Ley contra la violencia y el racismo en el deporte (del año 2007) para evitar cualquier episodio conflictivo.

El artículo 6 de esa norma prohíbe a los asistentes a un evento deportivo «introducir, elaborar o exhibir pancartas, símbolos, banderas u otras señales con mensajes que inciten a la violencia o en cuya virtud una persona o un grupo de ellas sea amenazada [...]». Los responsables policiales, según la versión de Interior, habrían interpretado que las camisetas amarillas con el lema «ahora es la hora» serían algunas de esas «otras señales» con mensajes que incitan a la violencia.

Las mismas fuentes añadieron que un grupo de aficionados barcelonistas vestidos con esas camisetas pretendieron acceder a la zona del estadio destinada a la hinchada del Sevilla y que eso también podría haber generado incidentes. Interior respaldó la actuación de los policías.

La actuación policial a las puertas del Wanda Metropolitano ha generado una tormenta política que, lejos de extinguirse, promete traer cola. ERC pedirá hoy explicaciones por la «confiscación» de camisetas amarillas.

El líder de Izquierda Unida, Alberto Garzón, por su parte, ha planteado al Ejecutivo el cese de Juan Ignacio Zoido y ha animado al ministro a «pedir disculpas» a los aficionados al considerar que la policía actuó «cumpliendo órdenes políticas».

En los mismos términos se ha pronunciado el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias: «Quienes creemos en la democracia y queremos a Cataluña en España no podemos entender a un Gobierno que obliga a tirar a la basura la palabra Libertad. Así es cómo el PP refuerza cada día al independentismo», escribió Iglesias en Twitter el domingo.

De otro lado, el PP respaldó la actuación de los agentes y lo justificó vinculándolo a la asistencia del rey Felipe VI al partido.