He tenido la tentación de tirar la toalla, sobre todo al principio, porque no había nada hecho". El presidente de Expoagua, Roque Gistau, aseguró ayer que se ha mantenido en el cargo "por la propia estima profesional y el compromiso dado", según relató a la agencia Efe.

"Yo soy alguien muy leal con las cosas que digo y, por tanto, si me he comprometido intento hacerlo bien", explicó. Gistau señaló que ha habido mucha gente trabajando duro y que él lo ha hecho como el que más. "He estado implicado desde la mañana a la tarde. ¿Estoy hasta el gorro?. No, estoy cansado, porque éste es un proyecto duro", relató.

En cuanto a su relación con el alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, Gistau negó que sea mala, aunque hizo hincapié en que cada uno tenía una función distinta. "Yo he sido el responsable y creo que mi obligación es administrar con rigor esta sociedad, y el alcalde tiene sus propios objetivos como alcalde. No hemos tenido ningún desencuentro, pero yo he dicho lo que creo que tengo que decir", aclaró.

El presidente de Expoagua también aseguró que no habrá ningún desfase en la Expo. "Cuando planteamos este proyecto, dimos una cifra y nos tomamos una cobertura que estaba en torno a cien millones de euros para poder absorber las modificaciones que hubiese de algún proyecto. En el último consejo la bajamos a setenta, y con ellos vamos a cubrir todo", puntualizó.

En cuanto a las cosas que rectificaría ahora, señaló la construcción del edificio para las oficinas de la Expo, "porque dura tres meses y que luego hay que venderlo" y aseguró que ahora hubiera optado por alquilar algún edificio cercano. Además consideró el Pabellón Puente como el principal riesgo que asumió, aunque "salió bien". Por último, mostró su predilección por la Expo aunque reconoció que tal vez no se ha sabido "vender bien". Como contrapunto, Gistau quitó importancia a las largas colas. "Si alguien pensaba que una Expo en la que hay tantísima gente no iba a haber colas es que no está en la realidad", concluyó.