Alemania tiene su rincón propio en Valdespartera y miles de personas acuden cada noche a la carpa del Oktoberfest Olé!, más conocida como fiesta de la cerveza. El objetivo de todas ellas es pasarlo bien con los amigos, saborear la gastronomía germana, disfrutar de la música en directo y, sobre todo, de la cerveza. Eso sí, para conseguir todo esto hay que sudar la camiseta. Como si de un gimnasio se tratase, hay ejercicios de todo tipo. Hay que sujetar las jarras (de un litro de capacidad) y levantar el brazo estilo pesas con el recipiente en alto para brindar continuamente. Si no es con el grupo de amigos, es con el que está sentado en la mesa de al lado o con el visitante que pasa por tu lado. Del ejercicio aeróbico se encarga la orquesta Blechsauga. Sus once músicos y sus dotes de animación única consiguen que cada noche todos los asistentes no solo bailen al son de su música en directo, sino que además, memoricen coreografías que las repiten a lo largo de la noche.

El público, se hace sitio entre las bancadas, salen a los pasillos o llenan los laterales del recinto para moverse y seguir los pasos de una especie de Yenka alemana. A pesar de que la cerveza ya lleva corriendo unas cuantas horas por las venas de los asistentes, a juzgar por las jarras vacías que los camareros recogen continuamente de las mesas, la coreografía va saliendo. Los maestros de ceremonia, con traje alemán con el cachirulo como complemento especial, aplauden a sus «alumnos» y brindan con ellos. Miles de jarras se elevan al aire y se escucha un sonoro «Prosit», la palabra germana para el español «Salud».

Una improvisada clase de idiomas también se lleva a cabo en la fiesta de la cerveza de Valdespartera. Los componentes de la orquesta enseñan palabras sueltas en aleman a su público. De vez en cuando se dirigen a ellos en inglés y tampoco falta el castellano. Los músicos alemanes se dejan llevar y, jarra en alto, proclaman «Viva Zaragoza y viva Aragón», seguidos por los vitores de todas las mesas. Llegado el descanso de la banda, es el turno del DJ, que decide viajar al pasado y pinchar clásicos en español. Los bailes continúan a ritmo de Nino Bravo, Camilo Sesto y Rafaela Carrá.

Los expertos en este «gimnasio cervecero» son sin duda los camareros que sirven las mesas. Una de ellas, Teresa, es capaz de llevar hasta seis jarras a la vez. Es la primera vez que trabaja en la carpa y asegura que el único truco para llevar tantas cervezas al mismo tiempo es «ver una mesa llena de gente a la que atender».

Tanto ejercicio, litros de cerveza y el paso de las horas abren el apetito, necesidad cubierta en uno de los lados de la carpa. Cada noche se sirven cientos de salchichas, hamburguesas, patatas fritas y asadas, costillas... Además, el recinto dispone de una zona VIP,. En esta entrada está incluido la reserva mesa para ocho personas, una jarra de cerveza de un litro, ensalada y queso a compartir, 1 chuletón o medio kilo de codillo y un strudel de manzana (35€ por persona). El precio de la entrada en taquilla varía según el día. Hoy, día del Pilar, costará 15€, con una jarra de un litro incluida. La carpa permanecerá abierta hasta el próximo 22 de octubre.