El cómico Manolo Royo (Caspe, 1951) presenta el espectáculo Alucinante como homenaje a la revista musical. Junto a la compañía Luis Pardos, actuará hasta el 16 de octubre en el World Trade Center de Zaragoza.

--¿Cómo está siendo la acogida por parte del público?

--La verdad es que estamos llenando, la gente tiene muchas ganas de reírse.

--¿Nos puede contar de qué trata el espectáculo?

--Hago dos salidas. Una es durante un sketch muy divertido y cultural que transcurre en el Museo del Prado. Una señorita cree que soy el guía del museo y le explico los cuadros. La otra es un monólogo de 45 minutos en el que hablo de la luna, de las estrellas y de otras muchas cosas.

--Ya es un referente de las fiestas del Pilar. ¿Cuántos años ha venido?

--Muchísimos. Yo creo que soy el veterano. Ya di el pregón de las fiestas de las peñas hace veinte o treinta años. Voy viniendo en años pares; cada dos años justos vengo a las fiestas.

--¿Le sigue haciendo ilusión venir a las fiestas?

--Mucha porque tengo aquí a mi madre, a mi familia, a mi gente. Aunque la tarde la tengo liada por las actuaciones, es mucho más divertido que en Sevilla, por ejemplo, o en Canarias, que tendría que ir al restaurante o al hotel y no estaría con la familia. Además, ir por la calle y que la gente te trate con tanto cariño es muy gratificante.

--¿Cómo ha cambiado el humor desde que comenzó en el mundillo hasta ahora?

--Va cambiando, como los tiempos. No hablamos de cosas que ya no existen, como los serenos, hablamos de cosas que existen como los whatsapps. Yo me tengo que reciclar por fuerza, no me queda más remedio.

--¿Cómo?

--Este año, por ejemplo, una cosa que le está gustando mucho a la gente es que formo gobierno con el público. Cojo diez ministros entre el público y formamos gobierno en el escenario.

--¿También escribe los guiones de los espectáculos?

--Sí, todo lo que cuento es mío y está escrito por mí. No es habitual que un cómico se lo escriba y se lo coma. Hoy en día, los cómicos tienen un montón de guionistas detrás. Esto no quiere decir nada, simplemente que hay compositores que componen y otros son «cantante-autores». Yo soy «cantante-autor».

--¿Qué le diría al público para que fuese a ver la actuación?

--Que se van a reír muchísimo. Además este año antes del espectáculo pueden ver a un saxofonista dando un ambietazo tremendo. Coincide que este saxofonista es hijo mío, qué vamos a hacer. Pero el espectáculo es buenísimo; tenemos un buen ballet, un buen coreógrafo, una gran vedette y un malabarista de fama internacional. Por eso viene tanta gente, porque no la defraudamos. H

ZARAGOZA