Todos a la calle. Parafraseando a Luis García Berlanga en su famosa película, los zaragozanos (y visitantes) decidieron ocupar las calles del centro de la ciudad durante todo el día. Así, a pesar de que la Ofrenda focaliza toda la atención hasta la noche, las calles, más allá de las flores, continuaron siendo un vívero artístico y musical. En plazas como la del Justicia la música siguió sonando como estos últimos días. Ayer fue el turno de los costarricenses Pahola Crowley y Malpaís mientras que en la plaza San Bruno el toque musical lo puso Zaragoza latina que presentó una abrumadora oferta con El factor humano, La dame blanche, Los espíritus y, sobre todo, Juan Perro. Tampoco Las Armas se quedó en silencio en una noche roquera con The Kleejoss Band y Southern Culture on the Skids.

Pero lo bueno de estas Fiestas del Pilar es que hasta los conciertos, más allá de que gusten o no, son casi una mera anécdota dentro de la vorágine que se impone en las calles. Es ahí donde el paseante puede vivir a flor de pie el break dance o puede descubrirse intentando adivinar dónde está el misterio de las estatutas vivientes.

CARICATURAS EN LA CALLE / Los más atrevidos hasta contemplan cómo se realizan las caricaturas en plena calle e incluso se piden una mientras a escasos metros los globos gigantes están todos reunidos en la mano de su vendedor y un poco más lejos un grupo atrona a los espectadores con sus altavoces.

Es el día grande de las fiestas y las calles no aflojan la marcha. La Ofrenda está llegando a su fin pero la gente tiene ganas de calle y no parece que la retirada sea sencilla. En definitiva, las Fiestas del Pilar se han vivido siempre en la calle. No podía ser menos este 12 de octubre. Todavía quedan tres días más de fiestas para seguir vibrando.