Las charangas de las peñas entonaban sus mejores temas, cada una por su cuenta, a la entrada de la primera vaquilla. Con la plaza al completo y un centenar de jóvenes en la arena, se abría la segunda suelta

La jornada, llena de trasnochadores y madrugadores, comenzaba fuerte. Un chaval que no llegaba a la veintena se llevó los aplausos del público haciendo un buen recorte, para luego perder la atención al ver cómo la vaquilla perseguía a un joven disfrazado de conejo y lo hacía saltar agresivamente al callejón.

Alguno fue justo para saltar, es una destreza que requiere velocidad y muchos reflejos. Tal vez por eso quienes corrían no pasaban los 30 años, excepto un veterano. Como siempre, hubo bonitos recortes, seguidos de los aplausos y vítores del público, algún temerario, y mucha emoción.

Al margen de los pequeños sustos, los revolcones en la arena, y algún que otro resbalón, las vaquillas salían cada vez más bravas. A partir de las 9 sucedieron los incidentes más notables. Una de las terneras saltó al burladero y al salir arrastró a una chica consigo. La joven llevaba un cinturón de cuero que no se rompió, lo que provocó que el animal la sacara al ruedo y la arrollara. Los chicos de la plaza acudieron a ayudarla y retener al animal mientras la sacaban en volandas. El público aplaudió con respeto. Poco después, la vaquilla saltó de nuevo a la calle y cogió a un chico. Por fortuna, no se ensañó con él, pero quedó semiinconsciente y pronto lo socorrieron.

Pero posiblemente la imagen que más se le quedará grabada al público fue la de un joven que, después de esquivar hábilmente a la vaquilla, no pudo evitar que lo persiguiera y le desgarrara gran parte de la camiseta para después arrancarle los pantalones, dejándolo al descubierto de cintura para abajo. Lo ensalzable fue que, tras cambiarse en pleno callejón, regresó al ruedo fresco como una rosa.

Según el informe médico, en esta suelta hubo 15 atenciones, de las cuales 13 fueron traumatismos y dos intoxicaciones. Seis de ellos fueron trasladados y el resto fueron tratados in situ. Ningún caso grave.