Para redondear una actuación de maestro, el destino cruzó en el camino de Daniel Ricciardo una avería. Durante más de madia carrera la parpadeante luz roja trasera de su Red Bull evidenciaba problemas para recargar las baterías. Con más de 100 caballos menos en algunos momentos, el australiano nunca dio síntomas de venirse abajo. Por detrás, Sebastian Vettel y Lewis Hamilton sufrían 'grainning' tras el pit stop, pero cuando el granulado de los neumáticos se fue, tampoco atacaron a Ricciardo en un momento de forma brutal que ha entrado ya entre los grandes con su primera victoria en Mónaco.

Raikkonen, Botas y Ocón transitaron toda la carrera en tierra de nadie. Justo por detrás, viajaba Fernando Alonso, que cosechó su primer abandono en la séptima carrera del año, y por el mismo problema que hizo retirarse a su compañero Stoffel Vandoorme, la caja de cambios, un elemento de McLaren y nada que ver con el motor Renault. Alonso rodaba séptimo cuando la caja dijo basta, la misma posición lograda en la clasificación.

Carlos Sainz fue víctima de la estrategia y de su gran actuación en la clasificación, lo que siempre es una paradoja. Se vio obligado a montar de salida la goma hiperblanda como el resto de los 10 primeros, mientras que su compañero Nico Hulkenberg, en cambio, pudo elegir neumático tras clasificarse duodécimo.

El alemán utilizó la mejor opción —un neumático mas duro al principio— y se colocó tras media carera tras el coche del madrileño. “Debes dejar pasar a Nico”, dijeron en el equipo a Sainz, que cumplió sin rechistar, aún sabiendo que podría haber mantenido su posición en las estrechas calles de Mónaco. Acabó décimo.