Este jueves por la mañana, a primerísima hora, Sara García podrá recuperar una rutina que le hace feliz a ella y es fundamental para su perro Bongo: salir de casa con el sol despuntando para bañarse en el mar. Bongo es un labrador retriever de 7 años que nació con una artrosis degenerativa. Los veterinarios aconsejaron a sus dueños que lo llevaran a hacer ejercicio en el agua, porque eso retrasaría el avance de la enfermedad y ayudaría al animal a sobrellevar los dolores, que ya le impidendar más de cuatro pasos seguidos.

La familia de Bongo, los Capdevila García, así lo hizo durante años, hasta que el pasado 19 de junio le llegó la advertencia del Ayuntamiento de Tossa de Mar (La Selva), donde viven, de que no podrían hacerlo más. Alguien se había quejado de que esos baños vulneraban la ordenanza municipal, que impide a los perros pisar las playas del municipio, y, por lo tanto, Bongo no podría volver a ellas. Joan Capdevila, el hijo de Sara, no se quedó de brazos cruzados: emprendió una campaña de recogida de firmas en Avaaz (que este miércoles sumaba ya más de 6.000 adhesiones) y movió el tema en las redes sociales, con la esperanza de poder dialogar con el consistorio. Lo logró.

REUNIÓN FRUCTÍFERA

Este miércoles por la mañana, la familia de Bongo se ha reunido con la alcadesa de Tossa, Gisela Saladich, y ha logrado desencallar el conflicto: el perro podrá volver a bañarse en el mar. "Podrá seguir con su terapia", confirma Joan, feliz. No será en la Platja Gran, donde se había bañado hasta ahora, pero sí en un lugar con buena accesibilidad (Bongo tiene unos problemas de movilidad tan grandes que necesita un carrito para desplazarse) que ni la familia de Bongo ni el ayuntamiento quieren hacer público para evitar "precedentes".

"Confirmamos que hemos solucionado el problema, pero no haremos público cómo. Lo importante es que hemos consensuado un lugar y un horario en el que Bongo podrá hacer un rato de ejercicio y después irse", dice Saladich, que destaca que se ha logrado un acuerdo que no pone en peligro las banderas azules del municipio, uno de los argumentos que esgrimía el consistorio para prohibir el acceso de los animales a las playas en las ordenanzas municipales. "No había un problema de voluntad política, sino de encontrar el espacio. Lo tenemos".

ICONNA / GLÒRIA SÁNCHEZ

Un vecino de Tossa saluda a Bongo, a quien Sara García pasea en un carrito por el pueblo.

¿Quiere decir esto que Bongo podrá volver a bañarse mañana mismo? "Sí. Está todo previsto", dice la alcaldesa.

¿Y qué pasará con la recogida de firmas en Avaaz emprendida por Joan Capdevila, que este miércoles superaba ya las 6.300 rúbricas? "La pararemos -responde Joan- porque la campaña era para que Bongo pudiera bañarse, y eso ya lo hemos conseguido. Pero ya dijimos que detrás de nuestra lucha individual había otra colectiva: lograr que Tossa tenga un lugar en el que quienes amamos a los animales podamos disfrutar de la playa con ellos. Y también hemos hablado de eso con la alcaldesa, que se ha comprometido a estudiarlo, cuando acabe la temporada de verano, para que en un futuro lo más próximo posible podamos disponer de ese espacio. Estaremos vigilantes para que el compromiso se cumpla".