Algo cristalizó en el interior de la cantaora Luna Zegers cuando en una estancia en la India para estudiar sus canciones populares a alguien se le ocurrió poner un disco y de repente el quejío de Camarón rompió el silencio y a la cantante holandesa la ató para siempre al flamenco. Conocía, sí, la guitarra de Paco de Lucía pero lo que no sabía es que se pudiera cantar de esa manera.

La historia de cómo esta holandesa viajera amante del jazz, disciplina que estudió en la universidad de su ciudad natal, Ámsterdam, ha acabado estableciéndose entre su país y Barcelona, da para un libro y eso no es retórico porque ella misma lo ha escrito para una editorial neerlandesa. Lleva a gala un título curioso, el de ser la primera extranjera con el título oficial de cante flamenco en el mundo -lo consiguió en la ESMUC-, y como cruz, una experiencia que la marcará de por vida.

Desde el mosaico

La tarde del 17 de agosto del 2017 Zegers estaba sobre el mosaico de Miró de la Rambla explicándoles los secretos de la ciudad a unos amigos canadienses de paso en Barcelona, cuando el horror empezó a desplegarse ante sus ojos. Todo el grupo se salvó. Pero ese caos se ha enquistado en su interior hasta que ha logrado convertirlo en palabras y en una canción, 'Cauce de lágrimas', que acaba de estrenar y que quiere reflejar aquella experiencia: "Sé que es un tema muy delicado y he estado buscando y meditando las palabras adecuadas una por una para que sirvan de consuelo. Esa es mi intención".

Cuando vio venir la furgoneta, Zegers estaba explicando justamente a sus amigos lo que es una rambla, esa torrentera de agua que se forma esporádicamente en verano y que se lo lleva todo por delante, pero no podía imaginar que la imagen se iba a convertir en algo terrible: "Lo primero fue un sonido agudo y estridente, luego los cuerpos bajo el vehículo como si fueran de cartón".

"Entonces tomé el control. En lo primero que pensé fue en los hijos de mis amigos, niños y niñas, a los que arrastré hasta la calle del Hospital, porque sentía que aquella era mi ciudad y yo me consideraba responsable de ellos. Más tarde nos refugiamos en un hotel hasta bien entrada la noche y las mujeres del grupo no dejaban de llorar y llorar hasta que los nervios se templaron y empezamos a entender qué era lo que había ocurrido", rememora Zegers.

Puente entre culturas

La canción, flamenco con base de jazz, incorpora instrumentos poco habituales como violines y contrabajo. "No soy una cantaora de raza, eso ya lo sé. Jamás cantaré como una gitana, lo mío es más bien lanzar un puente entre culturas". Zegers dudó mucho en dar a conocer su tema, pero se convenció al ver el concierto que Ariana Grande organizó tras los atentados de Manchester. "Y eso que a mí me interesa poco la música pop, pero sentí que ahí la música tenía la intención de unir a las personas".

Poco tienen en común el bailable tema de la diva y la canción flamenca de la holandesa, que muy joven se quedó sola tras ver desaparecer a su padre, a su madre y a su hermana, y solo en la música ha encontrado el consuelo que necesitaba. "Creo que no existe nada como el flamenco a la hora de expresar el dolor. Yo lo pasé muy mal pero el flamenco me salvó". Con un disco, 'Entre dos mundos', presentado el año pasado, este nuevo tema no habría existido sin esa ristra de dolor. Quizá eso es lo que sintió cuando oyó a Camarón por primera vez.

Y una cosa más. Luna se llama en realidad Lonneke pero en Costa Rica, donde también vivió, les resultaba imposible pronunciar el nombre. Y la cosa quedó en Luna. "Hay tanta Luna en el flamenco".