Cuando Eminem respira sube el precio del pan. Cada vez que abre la boca, el artista estadounidense, leyenda viva del hip-hop a sus 45 años, un rara avis que se abrió paso en el mundillo del rap cuando este era un género dominado abrumadoramente por afroamericanos, genera debates que no dejan indiferente a nadie. No le faltan feligreses a su causa, que lo elevan al nivel de un dios griego, como tampoco detractores que lo tachan de viejo resabiado y pasado de moda. A estos ha querido callar Em con su último e inesperado álbum: Kamikaze. El disco, que homenajea en su carátula al grupo musical Beastie Boys, fue lanzado el 31 de agosto y en menos de 48 horas desbancó al rapero canadiense Drake como artista más escuchado del mundo en Spotify.

La canción In My Feelings de Drizzy, que originó el controvertido desafío viral en el que la gente se baja de un coche en marcha para ponerse a bailar la melodía, ha sido fulminada dos meses después por el nuevo hit de Eminem, The Ringer, que sumó más de cinco millones de reproducciones el día de su estreno. Una barbaridad al alcance de muy pocos que adquiere una dimensión más épica teniendo en cuenta la tirante relación entre ambos, y que representa el choque entre la vieja y la nueva escuela.

Al triunfo de carácter musical hay que sumar, por lo tanto, la venganza personal del artista nacido en un suburbio de Detroit. Con su nuevo álbum, Eminem no solo ha bajado de la cima a Drake, sino que le deja un par de recados en forma de versos que se clavan como puñales. «Ponme una pista, voy a dibujarlo como un libro de colores. Tienes algunos puntos de vista, pero todavía estás por debajo de mí. Los míos son más altos, así que cuando comparas nuestros puntos de vista, te paso claramente por encima. Yo no recito el coro a menos que lo haya escrito», rapea Em en uno de sus singles. Al jugar con la palabra Views (Puntos de vista), que da nombre a uno de los discos de Drake, miles de seguidores ya lo han interpretado como un ataque que aviva el debate sobre si hay terceras personas escribiendo las canciones del canadiense.

Eminem vomita todo su odio volviendo a los orígenes, con un rap que no deja títere con cabeza . A través de sus vitriólicas y sarcásticas letras, critica a la industria musical y a los nuevos exponentes del género, que venden millones «teniendo escritores fantasmas» detrás. En este sentido, su pique con Drake no es nuevo. «Es un buen rapero de estudio, pero en una batalla callejera yo le destrozaría», declaró Em en el 2016. La réplica de Drizzy no se quedó corta: «Su tiempo ya pasó, es normal para un perro viejo querer volver al punto de mira intentando atacar al rey».

El retorno de Eminem al beef (ataque verbal a otras personas) y al rap más esencialista, a modo de metralleta, está haciendo las delicias de sus fans acérrimos a la par que aviva polémicas entre el resto. Su nuevo trabajo ha sido muy criticado, otra vez, por los ataques homófobos.