El sábado fue un día intenso en la familia Sánchez Vicario. Josep Santacana había pedido el divorcio a Arantxa Sánchez Vicario y se enteraron al leer los periódicos, según adelantó ayer el portal Vanitatis.com. Al parecer, la extenista no les había contado nada. Pero ellos, sospechaban que tarde o temprado llegaría el día.

El distanciamiento de Arantxa con su familia viene de lejos. De hecho, a nadie de los Sánchez Vicario les sorprendió la noticia. A Santacana lo rechazaban de tal modo que cuando el padre de la tenista murió y él se presentó en el funeral en Barcelona, lo echaron a empujones.

Santacara ha rehecho su vida con otra pareja, con la llevaría meses viviendo también en Miami. Y ahora le pide a Arantxa la custodia de los hijos porque considera que ella no está en condiciones mentales de cuidar de ellos.

La relación de la extenista con el supuesto empresario empezó hace más de una década. Ella tenía ya un divorcio a cuestas, y sus padres contrataron, a escondidas, a una agencia de detectives para conocer el pasado de Josep Santacana. Y era oscuro, lleno de deudas y relaciones dudosas.

Pero Arantxa, lejos de asustarse, se enfadó con sus padres por haber «espiado» a su novio y en lugar de firmar un contrato prematrimonial como le pedían, le nombró administrador de sus bienes. Y ahora le ha dejado sin nada. Además, la petición de custodia de los hijos podría obligarle a permanecer en EEUU o viajar allí constantemente para ver a sus hijos.