Ha estado prácticamente recluida en casa de unos amigos cinco meses sin hablar con la prensa. Hasta ahora, en que Georgina Chapman, la exmujer del que fuera uno de los productores más poderosos de Hollywood, Harvey Weinstein, ha decidido explicar cómo se siente. «Fui una ingenua», ha explicado Chapman, la diseñadora de la firma Marchesa, a la edición americana de revista Vogue. Allí reconoce que le costará digerir todo lo que le ha ocurrido desde que en octubre pasado se conocieron «todas aquellas acusaciones insoportablemente similares por parte de tantas mujeres», de hostigamiento, abusos y violaciones perpetradas durante años por el que era entonces era su marido.

«No quiero ser vista como una víctima porque no lo soy. Solo soy una mujer en una mala situación, pero no soy la única en el mundo». Y añade: «Todas las mujeres que han sido heridas merecen dignidad y respeto». La suya era una voz esperada. Cuando estalló el escándalo de Harvey Weinstein en las páginas de The New York Times, el germen que alimentaría el movimiento MeToo, se buscó el testimonio de muchas mujeres que habían trabajado con él. Pero faltaba el de esta británica de 42 años.

La británica perdió cinco kilos en una semana. «Tardé un par de días en asumir qué había pasado. El primer artículo hablaba de algo que pasó antes de que yo le conociera. Pero luego vino otro y otro. Me di cuenta de que aquello no era un incidente aislado. Y que tenía que apartar a los niños de él». Georgina Chapman, de 42 años, y Harvey Weinstein, de 66, se casaron en el 2007 y tienen dos hijos juntos, India, de 8 años y Dashiell, de 4. El productor de cine tiene otros tres hijos de un matrimonio anterior. Además de la custodia de los dos hijos en común y de la suma de dinero acordada en el divorcio, Chapman se quedó la casa del West Village de Nueva York, valorada en 12 millones de euros, y de la playa de los Hamptons, en 10 millones. Ahora están a la venta.

«Fui muy ingenua. He vivido momentos de rabia, de confusión, de negación. Momentos en los que solo lloraba por mis hijos, por qué dirá la gente de ellos. Adoran a su padre -reconoce Chapman-. Ha sido muy doloroso. Yo pensaba que vivía un matrimonio feliz». Chapman cree que su marido tenía una doble cara. Que podía ser un hombre encantador. Pero también intimidante.

El escándalo afectó de lleno a Chapman también en el terreno profesional. Esta semana, Scarlett Johansson, adalid del movimiento MeToo lució uno de sus vestidos en la gala MET como muestra de apoyo. También la apoya Anna Wintour, editora de Vogue.