Las novias (como lo bueno), siempre se hacen esperar. Sin embargo, ayer Irina Shayk no iba a aparecer, ante la abundante prensa que la llevaba esperando más de media hora en la sede de Pronovias, vestida de blanco, sino que se presentó enfundada en un traje de una pieza negro con cierto aire masculino, diseño de Hervé. Y es que esta vez la modelo no desfilará para la firma en la Barcelona Bridal Week, sino que será invitada especial, será su madrina.

Porque la top tiene una relación especial con Pronovias desde hace más de siete años. La firma siempre ha contado con ella para sus desfiles cuando la modelo vivía en España con su entonces pareja Cristiano Ronaldo. Precisamente, la visita de Irina coincide con los rumores que apuntan a que el futbolista portugués no ha conseguido superar la ruptura del 2015. Así lo afirma el diario británico The Sun, que asegura que el astro del Real Madrid dijo a sus amigos que aún quería a la modelo.

Aunque en todo este tiempo Irina ha demostrado que se ponga el vestido de novia que se ponga todos le quedan de fábula, Pronovias (a no ser que tenga preparada una sorpresa de última hora) no va a pedirle lo que no ha conseguido ni el actor Bradley Cooper, su actual pareja, y padre de su hija, que ahora cumple un añito.

Pero aunque ahora vive en Estados Unidos, la rusa no ha dudado en coger el avión y presentarse en Barcelona. «Cuando me propusieron ir a España dije: ‘Allá vamos’», asegura, atraída, en parte, por la tortilla de patatas, el jamón y su maravilloso clima.

A los seis meses de ser madre ya estaba en la pasarela de la Semana de la Moda de Nueva York, aunque luciendo un modelito que disimulaba aún los rastros de su reciente maternidad, y desde entonces ya se ha subido varias veces, cada vez más recuperada. Ahora, es evidente que ya lo está totalmente. Y para estar fantástica sobre la pasarela solo hay algo sagrado: «Dormir».

SUTIL FEMINISMO / Dejar a la niña en casa no le supone ningún problema: «Pienso que, aunque seas madre, puedes hacer lo que quieras: trabajar, viajar y cualquier cosa», reivindica esta inesperada miembro del Club de las Malas Madres, en una respuesta que destila un sutil feminismo. Y es que Shayk demuestra tener las cosas bien claras: «La mujer rusa es una mujer fuerte. Y podría dirigir un país», asegura. Su bello rostro se ve, es evidente, pero ella también quiere mostrar que tiene una cabeza bien amueblada.

Y es por eso que desde sus medidas perfectas, y pese a esas medidas perfectas, quiere dar un mensaje a los jóvenes que se sienten presionados por los físicos espectaculares que se exhiben en redes como Instagram, Facebook y Snatchap : «Tienen que amar sus cuerpos porque solo se vive una vez. No importa que tengas una talla 34 o 40. Sé tú mismo. Tienes que ser agradable, tener sentido del humor, ser un ser humano... Los jóvenes tendrían que acordarse de eso». Ese es mi mensaje».

Hablando de vestidos de novia, a la top se le pregunta por cómo le gustaría que fuera el vestido de novia de Megan, protagonista de la boda de las bodas, que stá a punto de celebrarse: «No sé, no tengo ni idea. Ni tan siquiera sé si asistiré». Y, antes de irse, sentencia: «Nunca he ido a una boda. Esa es mi respuesta». ¿Una muestra más de su carácter socarrón? Quizá. Pero, por lo pronto, y por lo que ha dado a entender con su silencio, tampoco a la suya.