Concertista de clásica y músico mediático con aspecto de estrella del pop: sus recitales los da en vaqueros y camista. Es el pianista británico James Rhodes (Londres, 1975), figura que saltó a la fama tras publicar ‘Instrumental’, un libro autobiográfico donde explicaba como la música le ayudó a superar el infierno de los abusos sexuales que padeció de niño, y que recientemente se ha instalado en Madrid. En su haber cuenta con una participación en el Sónar. Este sábado regresa a Catalunya para tocar en el Festival de la Porta Ferrada.

¿Por qué siente la necesidad de hablar tanto con el público?

Siempre he pensado que es bueno comunicar con el público más allá de la música. Noventa minutos de concierto son muchos y dedicó 10 o 15 a comentar las obras que toco y lo que significan para mí. Me gusta ponerlas en contexto, explicar cuando se compusieron y el momento histórico. De esta forma creo que la gente puede disfrutar más de lo que escucha. No muchos intérpretes lo hacen y es una lástima.

Es algo común en el pop o el rock, pero en la clásica no se estila.

Exacto. En la clásica hay muchas reglas. Con la cásica, más que en un concierto parece que estés en la iglesia: no puedes hacer ningún ruido, no puedes hablar. Es algo que me vuelve loco. No lo soporto. Es una mierda.

¿Qué recomendación daría a los profesores de clásica?

Me gustaría ver en los conservatorios, entre musicólogos y estudiantes, más conversaciones acerca de las piezas que tocan. Hoy en día todo se centra en la perfección técnica y dejan de lado todo el otro aspecto de la música, todo lo que puedes transmitir con palabras en los conciertos, a través de Twitter, de Instagram, en Facebook. Vivimos en otra era. Cuando estuve en el Sónar tocando, poder comunicarme con la gente marcó la diferencia.

Ya ha escrito dos libros. ¿Cuándo llega el próximo?

Siempre tengo ideas. Y no olvide que también tengo un libro en catalán ‘Toca el piano’, maravilloso, que promete tocar Bach en seis semanas a cualquiera que tenga dos manos. En este momento estoy acabando otro libro para niños relacionado con la música. Ideas no me faltan, tiempo para desarrollarlas, sí.

¿Su enorme capacidad de trabajo está relacionada con sus dificultades para dormir?

¡Quizá, sí! Mi piano dispone de un sistema para poder tocar sin molestar, solo yo escucho su sonido con auriculares. Eso me permite ensayar o componer a cualquier hora.

Muchos celebran sus descubrimientos a cerca de España, donde se ha instalado. ¿Qué le atrajo?

¡Uff!! ¡Hay tantas cosas!! Empezando por lo obvio, la comida y el tiempo. Pero también la amabilidad de la gente. Y aunque aquí se trabaja más duro que en otros lugares de Europa, parece que la vida es mucho más relajada. Sientes que la gente dedica más tiempo a las cosas importantes, como la familia y los amigos. Tomarse una caña a las 11 de la noche antes de ir a cenar son cosas que respeto. Y ahora mismo me encanta ver la cantidad de mujeres que integran el gobierno español. Creo que las cosas están cambiando. Lo encuentro muy interesante y cada semana descubro algo nuevo.

¿Seguirá viviendo en Madrid?

Si tuviera mucho dinero, mi sueño sería tener un apartamento en Barcelona y otro en Madrid y vivir entre ambos. O tal vez en Girona. El año pasado toqué en Peralada y todo aquello me encantó. Es superpijo y superbonito. Es decir, alternaría el mar en Barcelona y la capital.

El programa de sus conciertos incluye Bach, Chopin y Rachmaninov.

Figuran entre los grandes compositores. Las piezas que he seleccionado hablan de alegría porque quiero estar alegre y transmitir esa alegría a los demás.

¿Qué opina de la nula presencia de la música en los planes de estudio españoles?

Es catastrófico lo que está ocurriendo. Pero no solo aquí. También en Inglaterra y EEUU. Incluso en Alemania la educción musical está en crisis. Es muy triste. Espero que los nuevos responsables de Cultura y de Educación hagan algo. Hay toda una generación de niños que dejan la escuela que no solo no saben tocar un instrumento sino que no tiene ni idea de quién era Bach, cómo suena una orquesta o qué aspecto tiene un violonchelo. ¡Hay que cambiarlo!

El Brexit no ayudará a colaborar ni a ese nivel ni a ningún otro.

Sin duda. ¡Qué vergüenza me da el Brexit! Es uno de los motivos que me llevaron a abandonar Inglaterra. Tendré que solicitar la residencia española para poder quedarme aquí.