--¿Cómo se enteró de que le habían concedido el Premio Nacional?

--Me llamó un alto cargo ministerial y me dijo que me habían propuesto. Yo la entendí mal y le dije que eran libres e independientes para decidir lo que fuera. Ella me corrigió y me aclaró que el premio era mío, pero querían saber si lo aceptaría.

--¿Qué sintió y qué pensó?

--Me pilló trabajando y tuve una agradable sensación de gratitud. Pero nada de saltar ni esas cosas. Luego llamé a mi mujer para decírselo y seguí escribiendo como si nada.

--¿Un premio especial o uno más?

--Ningún premio es uno más: cada uno tiene su significación. Este quizá la tenga un poco mayor por quién lo entrega y por qué lo da.

--¿Le gusta que le premien o está ya por encima de esas cosas?

--No estoy por encima: más bien estaría por debajo. Normalmente rechazo los premios y les digo que no los merezco o que se lo den a otros. En muchos casos procuro esquivarlos educadamente. Este no lo he esquivado, y no quiero mentir a nadie. ¿Que por qué? Porque la televisión ha sido mi vida y hay cosas a las que no puedes decir que no.

--El fallo del jurado dice que se lo han concedido por su contribución decisiva al nacimiento y desarrollo de las televisiones privadas...

--Decisiva, no lo sé. Contribución, sí, porque me entregué a Antena 3 durante casi 15 años de mi vida.

--¿Y cómo ve la fusión de su excadena con La Sexta?

--Ese no es mi negociado. No tengo ninguna opinión. Yo llegué a ser director de Antena 3 hasta que me di cuenta de que la parcela ejecutiva no era lo mío. Si ellos están felices fusionándose, pues todos felices.

--Lo último que hizo en la tele fue el especial 'Regreso a la Luna'. ¿No le gustaría tener un programa?

--En absoluto. Ese especial de hace tres años fue definitivo porque nada más terminar, me giré hacia mi mujer y le dije en voz baja: «Se acabó». Yo no quiero hacer un programa de forma regular. Me lo han ofrecido muy recientemente, y he dicho que no. Tomé esa decisión porque no quería andar más por los platós y había cosas que no quería hacer.

--¿No comulga con la forma de hacer televisión que se estila ahora?

--La tele actual es algo diferente, pero hay algo más: hay que dejar espacio a los jóvenes y no arrastrarse por los estudios contando batallitas del pasado. Uno tiene que poner el fin. Es mejor irse para que quizá te echen de menos que quedarte para que seguramente te echen de más.

--¿Le gusta la tele que ve?

--Hay algunas cosas que aplaudir y otras que yo, como espectador, me levanto y me voy. Se está haciendo de todo, pero todo lo que se ve tiene una causa, que somos nosotros mismos. Somos los espectadores los que mantenemos ese otro tipo de tele.

--Pero diga algo que le guste.

--'Cuéntame...' Tengo además una relación afectiva especial con esa serie porque he salido en ella en mi etapa de corresponsal en Nueva York.

--¿Qué opina del cambio en la elección de presidente de RTVE?

--No tengo ni idea. No sé siquiera cómo se elige al presidente. Estoy alejado de todo eso. Supongo que me interesaría hace años, pero ahora...

--¿Qué recuerdos guarda de A-3?

--Buenos. Antonio Asensio es una de las grandes figuras que ha habido en esta profesión: el hombre que defendía la libertad y gozaba y sufría con los programas de Antena 3, cosa que ya no se da en los ejecutivos. Ha sido, junto a Polanco, uno de los grandes empresarios de la comunicación. A su hijo le conocí cuando era un chaval que jugaba por los pasillos con el niño de 'Farmacia de guardia'.