El viaje a Sudáfrica de Theresa May ha despertado su vena bailonga, hasta ahora desconocida. La primera ministra británica lo está dando todo en su visita al continente. Si hace unos días sorprendía moviendo el esqueleto en su visita a un colegio de Ciudad del Cabo, de nuevo lo ha vuelto a hacer y la prensa británica ha parado máquinas para comentar las coreografías. «Humana», «ridícula», «robótica»...

«Imagino que mis competencias de bailarina no me permitirán participar en Strictly (un talent show de baile de la tele británica)», ha reconocido May en declaraciones a The Guardian. El rotativo ha comparado a la dirigente con una «nevera tambaleante» y ha considerado que uno solo puede «reírse de du incapacidad fundamental para dominar las habilidades humanas básicas». «Probablemente jamás ha parecido más humana», juzgó, por su parte, The Telegraph, que no desaprovechó la ocasión para ironizar con los movimientos de May, a quien comparó con un «títere recibiendo descargas de Táser (pistola eléctrica)».