Neymar terminará las vacaciones con una marca de moreno en la piel algo más amplia que la raya del bañador. El crack azulgrana ha descansado este fin de semana junto a su novia, Bruna Marquezine, y unos amigos, en Eivissa, donde ha lucido, además de sus tatuajes, un aparatoso e incómodo corsé terapéutico por prescripción médica. El jugador del Barça, que ya ha aparcado las muletas, se está recuperando de la rotura de la tercera vértebra lumbar que sufrió el 4 de julio, durante el partido de cuartos de final contra Colombia, en el Mundial de Brasil, causada por un rodillazo de Juan Camilo Zúñiga.

El propio Neymar colgó en su cuenta de Twitter una foto suya embarcado junto a cuatro de sus amigos tras haberse dejado fotografiar por los fans paseando por la playa junto a su novia, que sobre el bikini llevaba un vestido corto, blanco y calado y un sombrero a juego para protegerse del sol. El delantero brasileño, que durante las vacaciones debe seguir un estricto tratamiento para recuperarse de la lesión, tiene previsto incorporarse al club el 11 de agosto. Habrá que esperar para ver si podrá saltar al césped en el primer partido de Liga del Barça.