«Se agradece que estas novias no enseñen las bragas. No son carnaza para el altar». Era el comentario malicioso de una veterana periodista, ya prejubilada, sentada en la primera fila del desfile de Rosa Clará, el martes por la noche en el Espacio Modernista de Sant Pau. Efectivamente, en cada salida, y fueron 40, quedó bien patente que la empresaria y diseñadora no se ha dejado llevar por el impulso de hacer lencería por muy tendencia que sea y presentó una colección elegante y aparentemente sobria, que arrancó varias veces los aplausos de las 700 personas que abarrotaban el espacio de Barcelona

Fue un pase de menos a más, in crescendo. De las primeras salidas con siluetas más simples a un final con más volumen, más princesas y con más capas y capas de tejidos vaporosos. Y para nada, como se ha dicho por ahí, los vestidos eran más de fiesta que de novia. Vaya, uno no se imagina a muchas chicas saliendo por la noche con estos vestidos de blanco y arrastrando una cola mientras sujetan una copa.

LAS ESPALDAS IMPORTAN / Sobre la pasarela, en este caso negra para contrastar, las novias de Rosa defendieron unos vestidos, sensuales y femeninos, que dicen mucho por delante, pero también por detrás. «La parte trasera es muy importante porque piensa que durante la ceremonia la novia da la espalda casi todo el tiempo», comentaba la veterana periodista.

En los trajes de Rosa Clará hay aberturas por supuesto, pero no tan extremas que resulten digamos «poco decorosas». Hay transparencias, pero sin que hagan sonrojar a un cura. Hay brillos, pero no son cegadores. Y hay colas, pero no son excesivas. Los vestidos fluyen, tienen caída, movimiento, no parecen para nada apergaminados y eso es gracias al crepe de seda que utiliza la firma. En la colección hay cortes sirena, hay también siluetas griegas con plisados, hay faldas de gran volumen a la que la organza de seda les da ligereza y espectacularidad, con lazos en la parte delantera. Y hay un delicado trabajo de bordados, encajes y puntillas de chantilly. También se vieron muchas mangas farol semitransparentes. Y mucho plumetti.

Entre las modelos destacaron las brasileñas Daniela Braga y Bruna Lirio, muy risueñas al final del pase. Dos bellezas que han desfilado para firmas como Versace, Balmain, Givenchy, Louis Vuitton y Victoria’s Secret.

LAS INVITADAS / En primera fila del desfile, y por aquello del reclamo, estuvieron dos mujeres conocidas a las que Rosa Clará vistió el día de su boda: Ester Doña, que estuvo acompaña por su marido el marqués de Griñón. Y Antonella Rocuzzo, la mujer de Messi, que estuvo bien escoltada por Elena Galera, la pareja de Sergio Busquets -que está embarazada de su segundo hijo-, la libanesa Daniella Semaan, mujer de Cesc Fàbregas, extremada como le gusta vestir y con su próxima boda en Londres en manos de una wedding planner, que con cinco hijos no se llega a todo y Núria Cunillera, la esposa de Xavi Hernández. También estuvieron la modelo italiana Linda Morselli, novia de Fernando Alonso, que desmintió crisis, Águeda López, esposa de Luis Fonsi, y Pol Espargaró y su prometida.

Al desfile le siguió en el exterior del Recinto Modernista, una cena servida por Nado Jubany para los invitados, la mayoría clientes internacionales de la firma nupcial, vestidos por cierto como si asistieran a una boda.