El Seprona de la Guardia Civil ha imputado a una mujer de 28 años de edad, de nacionalidad española y vecina del zaragozano barrio de Garrapinillos por presunto maltrato animal tras encontrar muerto en el Canal Imperial de Aragón a un perro que tenía a su cargo por petición de un familiar.

El suceso tuvo lugar el pasado 5 de agosto cuando sobre las 21.00 horas se recibió un aviso anónimo por la presencia de un bulto envuelto en una sábana que flotaba en las aguas del Canal Imperial de Aragón a la altura del barrio de la imputada.

Hasta el lugar de los hechos se desplazó una patrulla de seguridad ciudadana del Puesto de Utebo y un operativo de bomberos de la capital aragonesa, los cuales procedieron a extraer del agua el citado bulto.

Una vez lo sacaron del agua, ya en la orilla, los agentes apreciaron que el bulto se trataba de una sábana que cubría un objeto. En el interior se encontraba un perro de raza boxer de grandes dimensiones envuelto y con una cuerda atada en un extremo a la cabeza del can y en el otro extremo a un bloque de hormigón.

La Policía Local de Zaragoza, que también se trasladó al lugar, comprobó que el can portaba el microchip reglamentario. Ante los evidentes signos de violencia que presentaba el animal se decidió dar aviso al Seprona de la Guardia Civil que inició las correspondientes gestiones para esclarecer lo ocurrido y determinar el responsable de los hechos.

MICROCHIP Una vez en el lugar del suceso, el Seprona volvió a determinar la presencia del microchip en el interior del animal y pudo apreciar cómo el boxer se encontraba hinchado por el efecto de la putrefacción, lo que pudo provocar la flotabilidad del animal en las aguas del Canal Imperial. También, desde el Seprona constataron que se apreciaba de forma clara la marca de la cuerda sobre el cuello del can, aunque no se observaba ninguna otra herida externa que indicase mayores indicios de violencia.

Después de las observaciones pertinentes sobre el can realizadas por el Seprona, se dio aviso a los servicios municipales para su recogida y posterior eliminación, ya que debido a su avanzado estado de descomposición no se realizó ninguna prueba o necropsia.

El siguiente paso fue localizar al propietario del perro, quien manifestó que el animal se encontraba a cargo de un familiar suyo, por lo que ésta persona fue localizada inmediatamente y se procedió a su imputación por un presunto delito de maltrato animal.

Una vez finalizadas las diligencias correspondientes por estos hechos fueron remitidas a la autoridad judicial.