Los gobiernos chavistas han nacionalizado sectores enteros de la economía, como el cemento y el acero, además de expropiar numerosas empresas. En el 2003 instauró un control de cambio, lo que le permitió monopolizar el dólar y sobrevalorar artificalmente la moneda local, el bolivar. También impuso un estricto control de precios, lo que perjudicó a la industria. En la actualidad, las empresas no cubren con su producción ni el 20% del consumo, cuando en el 2008 era del 70%. Jorge Giordani, el gurú económico de Hugo Chávez, estima que 300.000millones se han volatilizado.

Venezuela y Petróleos de Venezuela (PDVSA) entraron en suspensión de pagos parcial de su deuda en el 2017, cuando tenían que pagar 10.000 millones de dólares al año. El presidente Nicolás Maduro, quien dice ser víctima de «una guerra económica», anunció una renegociación de la deuda, aunque tiene que hacer frente a la prohibición de Washington a que cualquier estadounidense compre bonos venezolanos. Estados Unidos amenaza también con un embargo del petróleo. En el 2012, las importaciones fueron de 66.000 millones de dólares. Este año superarán por poco los 9.000 millones de dólares.

La bonanza económica acabó cuando el precio del petróleo empezó a caer en picado, pasando de 98,98 dólares el barril en julio del 2014 a 47,05 a finales del 2014. Ahí no acabó el desplome. En el 2016 el precio promedio fue de 35,16 dólares. Los ingresos del país recibieron un gran golpe al derrumbarse de 121.000 millones de dólares a 48.000 entre el 2014 y el 2016. El Gobierno se ha visto obligado a recortar las importaciones y a limitar la distribución de divisas al sector privado, agravando la escasez de alimentos y medicinas, mientras que la inflación alcanza ya el 13.800%.