La Unión Europea afirma que el acuerdo es imperfecto, pero en cualquier caso defiende firmemente su continuidad. Acepta una negociación, pero debería producirse al tiempo que se mantiene la vigencia del acuerdo. Tanto Francia como Alemania han advertido de que su ruptura podría significar la guerra.

El presidente de EEUU ha dicho que el pacto es «ridículo» y «demencial», «el peor de la historia». Se opone a la temporalidad de las cláusulas, que teóricamente permitirían a Irán reanudar sus actividades previas una vez expiren. Tampoco le gusta que no diga nada sobre el programa de misiles balísticos de Irán.

El presidente del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), dependiente de Naciones Unidas, certificó el pasado mes de marzo que Irán ha cumplido hasta ahora con su parte del pacto. Hay pequeñas infracciones, pero nada que indique una seria vulneración de sus términos.

El acuerdo nuclear fue uno de los principales hitos diplomáticos de Barack Obama. Suscrito también por Rusia, China, Francia, Alemania y Reino Unido, sirvió para evitar que Irán pueda desarrollar armas atómicas en secreto y, al mismo tiempo, para alejar la posibilidad de un ataque de EEUU.