La primera ministra británica, Theresa May, notificó oficialmente el pasado 29 de marzo la voluntad de Reino Unido de abandonar la Unión Europea. Este sábado se cumple un mes de aquel “triste día”, tal y como lo describió el presidente de la UE, Donald Tusk, y los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 lo recordarán aprobando la directrices para el divorcio. Un vademecum que da el pistoletazo de salida a las negociaciones y que marcará el camino a seguir hasta la consumación del brexit a finales de marzo de 2019. Entre las últimas novedades, la posible confirmación de los 27 de que Irlanda del Norte será automáticamente parte de la UE si la isla se reunifica.

En principio la nueva cita extraordinaria no será larga. Tras un breve encuentro a mediodía con el presidente de la Eurocámara, Antonio Tajani, los mandatarios celebrarán un almuerzo de trabajo al que asistirá el negociador jefe de los 27, Michel Barnier, y que concluirá entorno a las cuatro de la tarde. Como plato central, la aprobación de las directrices, pulidas en las últimas semanas por los 'sherpas' (negociadores de los 27) para dar claridad y firmeza a un documento, que llega prácticamente cerrado, que endurece el tono, y que arranca con un principio clave: “no discutiremos nuestra futura relación con Reino Unido hasta que logremos suficientes avances sobre las cuestiones relacionadas con su salida”. Así lo avisa Tusk en su carta de invitación. Es decir, sobre los derechos de los ciudadanos, la factura del 'brexit' y la frontera con Irlanda.

“Todo esto tiene que ser lo primero. No es una cuestión de táctica pero, dado el limitado tiempo que tenemos para terminar las negociaciones, es la única estrategia posible”, insiste. Así que, una vez que arranquen en junio las negociaciones, previsiblemente “con dos o tres semanas de retraso” debido a las elecciones legislativas convocadas por May para el 8 de junio, lo primero será negociar el divorcio y dejar atrás el pasado.

QUE NO SEA PAPEL MOJADO

En primer lugar, los derechos de los ciudadanos europeos que viven en territorio británico y sus familias así como los de los británicos que viven en el resto de la UE. Con garantías “efectivas, no discriminatorias y amplias” con “procedimientos administrativos simples y claros” porque “es importante que haya reciprocidad y las equivalencias no se queden en papel mojado”, reivindica un alto cargo.

En esta fase también deberá quedar acotada la factura del 'brexit'. El coste por los compromisos financieros asumidos en los últimos años en el marco del presupuesto comunitario, las pensiones de los funcionarios europeos y los diversos programas y organismos en los que participa como Banco Europeo de Inversiones. Una factura estimada en 60.000 millones, que previsiblemente no se cifrará hasta el final del proceso, y que es el asunto más delicado. “Intuyo que va a haber un choque de trenes en esta operación presupuestaria porque los puntos de partida son radicalmente distintos”, augura un diplomático europeo.

AGENCIAS REGULADORAS

El tercer elemento clave es la frontera entre Irlanda e Irlanda del norte. Nadie quiere el regreso de una “frontera dura” para proteger los acuerdos de paz de Viernes Santo. De ahí el compromiso de los 27 a buscar “soluciones flexibles e imaginativas”. Dublín presiona desde hace semanas para incluir una cláusula que recoja la incorporación automática de Irlanda del Norte a la UE si en un futuro la isla se reunifica, como ocurrió con Alemania tras la caída del Muro de Berlín, y los 27 tienen previsto responder satisfactoriamente a la demanda, según consta en el borrador de una declaración anexa.

La cumbre también lanzará el debate sobre la reubicación de las dos agencias reguladoras de la UE con sede en Londres, laAgencia Europea del Medicamento a la que aspira Barcelona y la Autoridad Bancaria Europea. Tusk y Jean-Claude Juncker presentarán su estrategia para que el Consejo Europeo de junio acuerde los criterios para elegir las nuevas sedes cuanto antes. “La voluntad mayoritaria es que se acelere”, sostienen en Bruselas.