La crisis de Qatar es un dilema para Kuwait y Omán, que alegan mantener una política exterior “neutral”. Estos dos estados miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) no han roto con Doha e intentan resolver la crisis para salvaguardar sus propios intereses.

El emir de Kuwait, el jeque Sabah al Ahmad al Jaber al Sabah, ha viajado entre las capitales de Catar, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos (EAU) desde que estalló el conflicto para buscar una salida.

Kuwait y Omán, a los que a diferencia de los saudís y emiratís nunca ha irritado la política exterior de Qatar, ya han mediado en Yemen y entre Riad y Teherán.

Ni Kuwait ni Omán se sienten cómodos con la posición completamente antiiraní de los saudís. Los omanís mantienen relaciones con Teherán en sectores como energía, comercio, defensa e inversiones.

Irán, el gran rival de Arabia Saudí, mantiene fuertes vínculos con Qatar, que siempre se ha abstenido de criticar las políticas de Teherán. Los dos países mantienen acuerdos económicos -especialmente en las industrias del gas y el petróleo- y de seguridad. El más importante es sobre la explotación conjunta del yacimiento de gas más grande del mundo.

AYUDA DE IRÁN Y TURQUÍA

Irán abastece a Qatar de productos que antes le llegaban de los países que lo boicotean. También se ha volcado en la ayuda Turquía, que tiene posiciones similares a Doha sobre la guerra de Siria (apoyan a los mismos grupos rebeldes) y respecto a Egipto (respaldaban al presidente islamista Mohamed Mursi, depuesto por un golpe de Estado).

En enero del 2015, Turquía y Qatar anunciaron el establecimiento delConsejo de Cooperación Estratégica de Alto Nivel entre los dos países, que han firmado acuerdos bilaterales.

En una visita ese año del presidente turco, Recep Tayip Erdogan, a Doha se anunció la creación de una base militar turca en Qatar, la primera de los turcos en el Golfo Pérsico. Erdogan ha hablado por teléfono con el rey saudí, Salman, para solucionar la crisis de Qatar.