Las autoridades saudís han aplicado la pena de muerte a 108 personas desde principios del 2016. La organización Human Rights Watch (HRW) ha publicado esta mañana la cifra de ejecuciones y ha alertado que podría superar a las del 2015. El año empezó con una ejecución masiva de 47 presos, recuerda HRW. Entre los condenados figuraba el clérigo opositor chií Nimr Baqir al Nimr, cuya muerte generó una crisis diplomática entre Arabia Saudí e Irán, principal país chií de la región.

Después de eso, otras 13 personas han sido sentenciadas por narcotráfico, 47 por asesinato y una por violación, según ha detallado la ONG. La mayoría (86) son de nacionalidad saudí, mientras que entre los extranjeros figuran tres paquistanís y tres jordanos, todos ellos ejecutados por narcotráfico.

"LA PENA DE MUERTE NUNCA ES LA SOLUCIÓN"

Esta cifra podría aumentar pronto. HRW ha informado de que otro jordano estaría a punto de ser ejecutado. Condenado en enero del 2015 por estar implicado en operaciones con drogas, niega los cargos que se le imputan y asegura que firmó su confensión después de 12 días de torturas, ha dicho la familia.

"Las ejecuciones nunca son la respuesta para el crimen, sobre todo cuando son el resultado de un sistema judicial defectuoso que hace caso omiso de las denuncias de torturas", ha dicho en el comunicado Sarah Leah Whitson, directora de HRW para Oriente Próximo. "No hay excusa alguna para el frecuente uso de la pena de muerte por parte de Arabia Saudí para crímenes de drogas no violentos", según Whitson.

Las 108 ejecuciones llevadas a cabo en el 2016 superan ya las 88 del 2014 y están camino de alcanzar las 158 del año pasado. Las organizaciones de derechos humanos han denunciado que desde la llegada de Salman bin Abdelaziz al trono en enero del 2015 la aplicación de la pena capital se ha disparado.

En agosto del 2015, Amnistía Internacional ya publicó un informe en el que denunciaba las deficiencias del sistema judicial saudí y el uso arbitrario de la pena de muerte.