La artillería del régimen sirio ha bombardeado intensamente el este de Guta este jueves, haciendo caso omiso de los llamamientos internacionales para detener el derramamiento de sangre en este bastión rebelde donde 335 civiles, incluidos muchos niños, han muerto en cinco días de incesantes y devastadores bombardeos.

El secretario general de la ONU, António Guterres, ha pedido una tregua inmediata y denunciado un "infierno en la tierra" en esta región cerca de Damasco. La cancillera alemana, Angela Merkel, ha exigido el fin de la "masacre". Las oenegés presentes en la zona se muestran horrorizadas por la magnitud de los bombardeos, de una violencia sin precedentes desde el comienzo de la guerra, en el 2011.

"CAMPAÑA DE ANIQUILACIÓN"

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra'ad Al Husein, ha instado a la comunidad internacional a "poner fin a esta monstruosa campaña de aniquilación". El Consejo de Seguridad debe votar, probablemente este jueves, un proyecto de resolución que pide un alto el fuego de 30 días. Si es que Rusia, aliado inquebrantable del régimen de Bashar al Asad, no ejerce el veto. "Los responsables de la situación son los que apoyan a los terroristas que todavía están allí", ha dicho este jueves el Kremlin.

Las fuerzas de Asad siguen sometiendo este jueves Guta oriental a una luvia de fuego por quinto día consecutivo, como preludio de una inminente ofensiva terrestre para retomar esta región, asediada desde el 2013 por el régimen. Al menos 13 civiles, incluidos tres niños, han muerto en la ciudad de Duma, en la que han caído al menos 200 cohetes, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH). En estos cinco días han muerto al menos 335 civiles, incluidos 79 niños y 50 mujeres, y hay más de 1.700 heridos, según el último informe del OSDH. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ha pedido acceso para ayudar a los heridos, que están muriendo por falta de atención médica.