En Egipto existen varios grupos de oposición consolidados, aunque son débiles y su margen de maniobra se ha visto muy limitado por las draconianas restricciones que impone el régimen a la libertad de expresión y asociación. Tras el masivo fraude electoral en las legislativas de noviembre, su presencia en el Parlamento pasó de ser decorativa a prácticamente inexistente, después de que el partido gubernamental obtuviera 420 de los 508 escaños en juego. La mayoría de escaños restantes se adjudicaron a independientes. A semejanza de lo ocurrido en Túnez, las protestas han sido espontáneas, sin un liderazgo definido y coordinadas a través del boca a boca e internet.

MOVIMIENTO 6 DE ABRIL. Jóvenes laicos queimpulsan la protesta

Nació como un grupo en Facebook para apoyar la huelga declarada el 6 de abril del 2008 en El Mahalla el Kubra, una localidad industrial del delta del Nilo, contra la subida de los precios. Desde entonces, no ha dejado de promover la movilización social en favor de reformas democráticas y económicas.

Desde su página en internet, que cuenta con 27.000 adscripciones, se organizó la jornada de la ira del martes, la apertura del telón de las protestas. Activos también en Twitter y Flickr, exigen la dimisión del presidente y el primer ministro y la disolución del Parlamento. Se cree que la mayoría de sus miembros son jóvenes laicos --el 60% de la población egipcia tiene menos de 30 años--, muchos con educación superior.

ANC. La coalición lideradapor El Baradei

La variopinta coalición Asociación Nacional para el Cambio (ANC) se creó con la intención de unificar y dar voz a la débil y fragmentada oposición egipcia. Su líder es el premio Nobel y exdirector de la Agencia Internacional de la Energía Atómica, Mohamed El Baradei. A pesar del entusiasmo que despertó su regreso a Egipto en el 2010, El Baradei ha pasado la mayor parte del tiempo fuera del país, decepcionando a muchos de sus correligionarios, que le acusan de pretender promover el cambio en sus ratos libres. Ayer se ofreció para liderar un Gobierno de transición en caso de que caiga el régimen y animó a los egipcios a seguir manifestándose pacíficamente.

El ANC lo integran varios partidos políticos, desde los islamistas a los liberales, aunque su liderazgo es dudoso, después de fracasar en el intento de promover el boicot de toda la oposición a las legislativas.

HERMANDAD MUSULMANA. Islamistas moderadosde amplia base

Los islamistas de la Hermandad constituyen el grupo mejor organizado y numeroso de oposición al régimen. Ilegales pero tolerados, hace décadas que renunciaron a la violencia y en el mundo árabe se les considera un movimiento moderado. Estrechamente vigilados y objeto de continuos arrestos, nunca han llegado a desafiar frontalmente al régimen de Mubarak, aunque sus críticas son constantes y afiladas. Tras rehuir la jornada de la ira, su liderazgo ha anunciado "una fuerte presencia" en las manifestaciones de hoy. En las últimas legislativas fueron borrados del Parlamento, después de lograr 88 escaños en el año 2005, situándose como la segunda fuerza política.

KIFAYA Y AL GHAD. Protagonistas de laprimavera de El Cairo

Ambos fueron los grandes protagonistas de la fallida primavera de El Cairo, el periodo de agitación política y esperanza de cambio que se abrió en el año 2004 a raíz de la falaz ofensiva democratizadora de la Administración de George Bush. Kifaya (basta) es el acrónimo del Movimiento Egipcio por el Cambio, una plataforma secular, surgida de la sociedad civil e integrada por intelectuales, académicos y profesionales para demandar reformas democráticas. El control del régimen de Mubarak y las disputas en su seno han acabado restándole relevancia.

Al Ghad (el futuro) es el partido centrista, laico y liberal de Ayman Nur. El Tony Blair egipcio, como algunos le llaman, pasó tres años en la cárcel después de desafiar a Mubarak en las presidenciales del 2005, en las que quedó segundo. Su momento también ha pasado.

WAFD. Un vestigio delpasado sin músculo

El partido que lideró el camino a la independencia en la primera mitad del siglo pasado constituye poco más que un vestigio fosilizado que le ha servido al régimen de Hosni Mubarak para exportar la mascarada del pluralismo político. Nutrido por la burguesía y de tendencia liberal, es prácticamente irrelevante en la calle.

Su presidente, Al Sayed al Badawi, no participó en las manifestaciones del pasado martes, pero autorizó a sus militantes para que lo hicieran. Sus demandas en el nuevo contexto pasan por la disolución del Parlamento, la creación de un Gobierno transitorio de unidad nacional y también la convocatoria de elecciones libres.