El 'brexit' no solo revolucionará el escenario político en la Unión Europea. De la noche a la mañana el presupuesto comunitario perderá unos 10.000 millones de euros anuales debido a la salida de un contribuyente neto como es Reino Unido. Un agujero al que se suman nuevas necesidades de financiación debido a prioridades como la inmigración, la defensa o la seguridad interior y que, según el comisario de presupuestos, Günther Oettinger, duplican el potencial impacto presupuestario a partir del 2020. Para cuadrar el círculo, los 27 tendrán: o bien que meter la tijera y aplicar recortes o bien paliar las carencias con nuevos ingresos.

Bruselas debería presentar su propuesta a finales de año pero el brexit ha desbaratado los planes y el papel no llegará hasta verano de 2018. Reino Unido es actualmente el segundo contribuyente neto al presupuesto de la UE, por detrás de Alemania y por delante de Francia. Eso significa que su salida será dolorosa y dejará un boquete importante en la línea de flotación presupuestaria de la UE.

“Soy realista. Cuando se marchen los británicos nos van a faltar el 16% de los ingresos. Unos 10.000 o 12.000 millones netos. Vamos a tener que hacer algún recorte pero solo con recortes no se colma la laguna del 'brexit'. Con eso solo no podemos cubrir las nuevas tareas”, ha avisado Oettinger durante la presentación del documento de reflexión de la Comisión Europea sobre el futuro de las finanzas de la UE, el pistoletazo de salida de la batalla presupuestaria.

Según la Comisión, el futuro marco tendrá que elaborarse bajo tres premisas: recortes, cambio de prioridades y nuevos ingresos. “Necesitaremos recursos financieros para suplir las nuevas tareas o rebajar nuestras ambiciones”, asegura. Actualmente, el 80% de los ingresos del presupuesto europeo proceden de las contribuciones que aportan los Estados miembros en función de su nivel de riqueza. El resto de los derechos de aduanas y del IVA.

RECORTES Y CAMBIO DE PRIORIDADES

Bruselas urge ahora a los gobiernos a estudiar otras fuentes de ingresos con los que nutrir unas arcas que funcionan anualmente con el 1% del PIB de la UE, ocho veces menos de lo que destina Francia y cinco menos que Italia. Entre las vías sugeridas: el sistema de comercio de emisiones de CO2, los impuestos medioambientales o los ingresos de los bancos centrales por la emisión de moneda.

Tres cuartas partes del presupuesto se dedican actualmente a la política agrícola y de cohesión. La Comisión sostiene que en el futuro seguirán siendo políticas importantes pero también tendrán que serobjeto de revisión para contribuir a los recortes porque “todo el mundo tendrá que ajustarse el cinturón”. Bruselas sugiere la posibilidad de introducir la cofinanciación en la agricultura y aumentar la tasa de aportación nacional en los proyectos de cohesión. Además, el documento, que plantea cinco posibles escenarios en función del grado de ambición, sugiere vincular los fondos al respeto del Estado de derecho y también a la acogida de refugiados. “No excluimos nada”, advierte Oettinger.

MENOS EUROFUNCIONARIOS

El Ejecutivo comunitario también plantea a los Estados miembros una polémica que le afecta directamente y es que, los recortes de los últimos años -salarios, aumento del tiempo de trabajo y retraso de la jubilación- han provocado que muchos jóvenes de los países más ricos haya perdido interés en trabajar para las instituciones europeas. Según Bruselas, recortar todavía más el número deeurofuncionarios -un 5% en los últimos años- podría amenazar el buen funcionamiento de las instituciones de la UE. “Aunque las condiciones de trabajo son solo un factor la tendencia es clara”, alerta la Comisión.