David Cameron estuvo este miércoles en Escocia y retornará el próximo lunes para participar en la recta final de la campaña de un referendo al rojo vivo, con separatistas y unionistas empatados en los sondeos. Durante meses, el primer ministro, al igual que el resto de los líderes políticos británicos, optó por involucrarse lo menos posible en el debate sobre el terreno, conscientes de su escasa popularidad entre los escoceses. Ahora Cameron, a la desesperada, quiere apurar todas las posibilidades, aunque ni siquiera en la coalición 'Mejor Juntos' están felices con su presencia. El exministro laborista, John Prescott, que hacía campaña, calificó de «estorbo» su participación, para regocijo de los defensores del sí.

La última encuesta, fue publicada este miércoles por el diario 'Daily Record', daba una ajustada victoria al 'no', que obtenía un 47,6% de los votos, mientras que el 'sí' se llevaba un 42,4%.

El desplazamiento a Escocia de los tres líderes políticos del Reino Unido acaparó la atención de la jornada. El conservador David Cameron, el laborista Ed Miliband, y el liberaldemócrata Nick Clegg, hicieron, por separado, una apasionada defensa de la unión. Con un tono más emotivo y sentimental del utilizado hasta ahora, Cameron imploró a los escoceses que no se marchen.

LEJOS DE LA CALLE

A resguardo de posibles abucheos en la calle, su intervención fue en el distrito financiero de Edimburgo ante una audiencia de empleados de la aseguradora Scottish Widows. El jefe de los conservadores pidió a los votantes que no utilicen la consulta sobre la independencia para dar una patada «a los malditos 'tories'». «No es una decisión sobre los próximos cinco años, sino sobre los próximos 100 años», afirmó. «Me preocupa enormemente el Reino Unido, este país extraordinario que hemos construido. Se me rompería el corazón si se rompe esta familia de naciones que hemos creado juntos».

A las afueras de Glasgow, Miliband también rogó a los escoceses que sigan en la unión, consciente de que los independentistas tratan de seducir a votantes laboristas desilusionados. «Quedaos con nosotros. Somos más fuertes juntos. Quedaos para que podamos cambiar Gran Bretaña juntos», declaró. En la localidad de Selkirk, Clegg, aparentó optimismo y dijo estar «deseoso de abrir un nuevo capítulo» el 18 de septiembre.

El primer ministro escocés, Alex Salmond comparó la visita de los tres líderes a la lucha del «equipo Westminster, contra el equipo Escocia». Un viaje -repitió- motivado por el pánico.

RETICENCIA DE UNA PETROLERA

A pesar de que Salmond promete futura prosperidad con la independencia, importantes empresas en Escocia, como Standard Life o British Petroleum, manifestaron su preocupación ante una victoria de los soberanistas. Ahorradores e inversores están sacando miles de millones de libras Escocia, por miedo a la ruptura. Una de las más importantes firmas de inversión, con sede en Edimburgo, Standard Life, anunció que transferirá parte de su compañía a Inglaterra si vence el 'sí'. El consejero delegado de British Petroleum, Bob Dudley, indicó por su parte que, «BP considera mejores las perspectivas del Mar del Norte manteniendo la integridad del Reino Unido».