“No nos votéis porque seamos perfectos o por lo que podamos hacer por vosotros. Votad a quien comparta vuestros ideales, esperanzas, sueños”. Sería fácil vincular estas palabras con estas otras: “América nunca ha sido lo que una persona dice que hará por nosotros, siempre ha sido lo que, juntos, podemos conseguir”. Estas últimas son del discurso de Barack Obama en la convención demócrata celebrada esta semana en Filadelfia. Las primeras, en cambio, las pronunció otro personaje, uno que desde la ficción televisiva se convirtió en el 2006 en el primer presidente hispano de EEUU.

El discurso de Matt Santos en la convención de la sexta temporada de El ala oeste de la Casa Blanca se considera “un momento memorable y un importante precedente de los discursos y la retórica de Obama”, ha contado a ‘El Periódico’ Anna Tous, profesora de periodismo y autora del libro La política en las series de televisión. Entre el cinismo y la utopía.

El actor Jimmy Smits y el entonces senador de Illinois, Barack Obama, en septiembre del 2005. THE GUARDIAN

La serie creada por Aaron Sorkin se adelantó a la realidad cuando en 2004 el asesor Eli Attie fue a la convención demócrata de Boston y se fijó en un joven Obama para crear a Santos. El personaje, interpretado por Jimmy Smits, haría historia en la pequeña pantalla dos años antes de que Obama fuera el primer negro en llegar a la Casa Blanca. “En aquella época el asesor de comunicación de Obama comentaba a los guionistas que estaban viviendo sus guiones”, cuenta Tous.

2.382 VOTOS

Esta vez, y a pesar de filtraciones y acusaciones que bien podrían ser uno de los casos de los espías soviéticos de The Americans, realidad y ficción han tomado caminos separados. El idealismo que compartieron una vez Obama y Santos, “candidatos de una minoría, buenos oradores y capaces de hacerse con un mensaje de cambio”, como dice el politólogo Ignacio Martín Granados, choca con la actual nominada.

Últimas encuestas muestran a Hillary Clinton como una de las candidatas menos valoradas de las últimas décadas. PEW RESEARCH CENTER

La experiencia de Hillary Clinton como senadora, su relación con los poderes de Wall Street y algunas de sus acciones como secretaria de Estado la han colocado en las encuestas como una de las candidatas menos valoradas de las últimas décadas.

El rol de revolucionario, interpretado ahora por Bernie Sanders, ha quedado en segundo plano. En la votación 'roll call' del martes, proceso en que los estados anuncian, uno a uno, el número de delegados para cada aspirante, el senador de Vermont pidió un voto conjunto, a gritos, para Clinton. Una jugada ‘in extremis’, pues, para convencer a sus acérrimos seguidores de unirse tras la candidata y darle los 2.382 votos necesarios para la nominación.

ENTRETENIMIENTO Y DIVULGACIÓN

Movimientos de última hora como el de Sanders y la ovación en favor de Clinton no pasarán desapercibidos por los seguidores de El ala oeste, de la que muchos expertos reconocen su función divulgativa.

“El entretenimiento cuenta con la atención del público, que está más receptivo para comprender el funcionamiento de la política, las instituciones y estrategias”, dice Diana Rubio, experta en eventos políticos y coordinadora del libro de próxima publicación Política en serie, la ficción que inspira al poder. Granados, uno de los autores, pone como ejemplo la labor de la serie para descubrir al espectador conceptos como el filibusterismo y las campañas negativas.

Hillary Clinton se dirige, vía vídeo desde Nueva York, a los asistentes a la convención demócrata, este martes. REUTERS / MARK KAUZLARICH

LIDERAZGO FEMENINO

Cuando en 2009 el matrimonio King estrenó la serie The Good Wife, fueron muchos los que hablaron de similitudes entre su protagonista y la entonces secretaria de Estado. Alicia Florrick, al igual que Hillary, también había visto cómo su marido, un reconocido político, reconocía públicamente haberle sido infiel. También decidió apoyarle y, más tarde, siguió su carrera profesional más allá de su matrimonio.

Ahora una de ellas ha llegado a lo más alto de su carrera y está dispuesta a romper el techo del liderazgo femenino en su país. Puede que esta vez la candidata demócrata no sea la figura idealista pensada por los creadores de El ala oeste. Eso sí, el 8 de noviembre Clinton tiene la oportunidad de ir más allá de la utopía de Sorkin y convertirse en la primera mujer presidenta de EEUU.