Por cuarto viernes consecutivo, las movilizaciones masivas en la Franja de Gaza acabaron teñidas de sangre. Cuatro jóvenes palestinos murieron ayer por disparos del Ejército israelí en las protestas de la Gran Marcha del Retorno, convocadas junto a la frontera con Israel, en las que casi un centenar de personas resultaron heridas de bala, según fuentes médicas palestinas.

Un adolescente de 15 años y dos hombres de 24 y 25 cayeron abatidos en el norte de la franja, mientras que un cuarto palestino, de 29 años, fue alcanzado por las balas en el sur, según las mismas fuentes. Además, los servicios médicos atendieron a 445 personas, 96 de ellas por herida de bala y el resto por balas recubiertas de goma, por caídas o por intoxicación tras inhalar gas lacrimógeno. En total, las víctimas mortales por disparos del Ejército de Israel se elevan ya a 38 palestinos.

El Ejército israelí justificó su intervención señalando, en un comunicado, que tuvieron que defender infraestructuras de seguridad hacia las que se acercaban «unos 3.000 palestinos tratado de volar cometas que llevaban adosados artefactos inflamables». Por su parte, desde el movimiento palestino Hamás se animó a los habitantes de la franja a mantener las movilizaciones.