Una semana después de que Donald Trump anunciara por sorpresa en una carta enviada a Kim Jong-un la cancelación de la cumbre histórica entre los dos líderes el 12 de junio en Singapur la cita sigue sin haberse puesto oficialmente en el calendario. Ayer quedó claro que Washington y Pyonyang trabajan con la idea de celebrarla en el sitio y el día fijados inicialmente. «Hemos hecho auténticos avances en las últimas 72 horas para establecer las condiciones» para que se celebre la cumbre, dijo ayer en Nueva York el secretario de Estado Mike Pompeo tras mantener en la ciudad los dos últimos días dos reuniones con Kim Yong-chol. Este peso pesado en el régimen del líder norcoreano, con quien Pompeo ya se había visto antes en Pyonyang, es el más alto cargo del país asiático que visita oficialmente EEUU en 18 años.