La nueva etapa en las relaciones franco-británicas se inició ayer con un pequeño tropiezo a propósito del conflicto del Tíbet. Gordon Brown y Nicolas Sarkozy expresaron puntos de vista muy distintos en relación a un eventual boicot a la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos. Mientras Brown confirmó la presencia del Reino Unido en Pekín este verano, Sarkozy mantuvo la duda: "Me reservo el derecho a decir si accederé o no a estar en la ceremonia de apertura". Sarkozy también aclaró que consultará con el resto de dirigentes europeos.