En Holanda se cultivan tulipanes que a diario viajan por todo el mundo, desde Ecuador exportan rosas a cualquier sitio y desde Perú y otros países latinoamericanos viaja cocaína pura en contenedores enteros.

En este triangulo geográfico-vegetal se desplazaba el italiano Vincenzo Macrí, de 52 años, que este sábado ha sido detenido en el aeropuerto de Guarulhos, en San Pablo de Brasil. Italia lo consideraba uno de sus fugitivos “más peligrosos”. Se hacía llamar Angelo Di Giacomo, un italo-venezolano, y se disponía a viajar hacia Caracas, el lugar donde estableció su última residencia

El oficialmente vendedor de flores y plantas de vivero Macrí es uno de los máximos capos más altos de la ‘Ndrangheta, la mafia de la región de Calabria (Italia), considerada como monopolista mundial de la cocaína. Un gramo de coca vendido en Barcelona ha viajado primero junto a las rosas, sucesivamente entre tulipanes y ha desembarcado en algún puerto español, holandés o en el italiano de Gioia Tauro, en la zona de la Calabria que mira hacia el mar Tirreno, considerado un verdadero “hub” mundial de toda suerte de tráficos.

Colaboración con el Estado Islámico

El llamado Estado Islámico envía allí, por ejemplo, las obras de arte saqueadas en Oriente Medio para ser vendidas a ricos coleccionistas o a estados sin escrúpulos, a cambio de armas, según se desprende de un sumario abierto en Italia sobre la colaboración de la ‘Ndrangheta con el EI, lo que evidencia la complejidad de la lucha contra los integristas islámicos.

Las andanzas de Macrí, tras años de estar condenado y fugitivo, comprendían otro triangulo: Canadá, Holanda, Italia. Es decir las zonas donde residen los otros capos de la ‘Ndrangheta que, juntos, constituyen el monopolio de la cocaína. “En algunos barrios periféricos de Lima se escucha más el dialecto calabrés que castellano”, ha dicho Nicola Gratteri, el fiscal italiano que mejor conoce los entresijos de la mafia calabresa.

Macrí, hijo del asesinado Antonio (en 1975), apodado “el capo de los dos mundos”, había heredado la función del padre y con sus traslados mantenía el equilibrio entre las varias ‘ndrinas' o clanes de aquella mafia. “Decidía los proyectos ‘empresariales’ de la organización, como quienes debían ser los proveedores de la droga, los canales a través de los que habrían llegado a las ciudades de destino final y cómo se habrían repartido los beneficios”, explican los investigadores italianos.