Donald Trump fue fiel a sí mismo en Davos en su muy esperada intervención en la cuarta y última jornada del Foro Económico Mundial. Ante una audiencia que teme sus medidas proteccionistas, el presidente estadounidense, convertido en estrella de la cumbre, afirmó que «siempre» pondrá a los «Estados Unidos primero», su célebre eslogan de campaña, y dejó claro que no cambiará de rumbo. «Estamos abiertos a hacer negocios […] pero solo insistiendo en un comercio justo y recíproco podemos crear un sistema que funcione para todas las naciones», remarcó.

Con un mensaje dirigido contra todas aquellas «prácticas económicas injustas» que, en su opinión, obstaculizan los intercambios comerciales, como el superávit alemán, Trump aseguró que trabajará para «restaurar la integridad del sistema de comercio». Bajo esas condiciones, el presidente estadounidense tendió la mano a sus aliados. «América primero no quiere decir América sola», apuntó, y promocionó a Estados Unidos como el mejor sitio para atraer a inversores de todo el mundo: «Nunca ha habido un mejor momento para hacer negocios».

PALADÍN DE LOS PERDEDORES / Frente a las élites políticas y económicas mundiales reunidas en Davos, Trump se presentó como defensor de la «gente olvidada» por las políticas impulsadas por «burócratas no elegidos», de los llamados perdedores de la globalización, que propiciaron su llegada a la Casa Blanca.

«Cuando la gente es olvidada, el mundo se fractura», subrayó, e invitó a los otros líderes mundiales a no dejar de lado a sus trabajadores. Trump es el primer presidente de EEUU en activo que visita Davos desde que lo hiciera Bill Clinton en el 2000. Tras amenazar de nuevo a los palestinos con retirarles ayudas por su feo al vicepresidente Mike Pence durante su visita a Israel, Trump sacó pecho por el buen funcionamiento de la economía estadounidense y de la creación de empleo tras la aprobación de una reforma fiscal que beneficia principalmente a las empresas. La mayor rebaja en impuestos desde Reagan ya ha sido criticada por los cuatro grandes países de la eurozona (Italia, Francia, España y Alemania), que temen que la medida viole las reglas de la OCDE y perjudique la competitividad de empresas y bancos europeos.

El distanciamiento entre ambos lados del Atlántico es notable. La cancillera alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron, cargaron indirectamente el miércoles contra Trump al defender una globalización más justa, criticar el auge de un nacionalismo populista y «venenoso» y pedir una Europa más proactiva.

En el plano geoestratégico, Trump afirmó que EEUU mantendrá su papel protagonista para combatir el terrorismo del Estado Islámico, «desnuclearizar» la península de Corea y renegociar el programa nuclear iraní.

Con quien se ha esforzado para mostrar un mayor entendimiento es con Londres. Tras el reciente rifirrafe con la premier británica, Theresa May, Trump recalcó que su relación es «genial». En noviembre, ambos mandatarios chocaron cuando el magnate retuiteó un mensaje islamófobo del grupo radical Britain First, algo que la primera ministra le reprochó. «Si me dices que son gente racista y terrible, sin duda me disculparía», explicó. Se espera que Trump visite Downing Street durante la segunda mitad del año.