La cumbre entre Donald Trump y Kim Jong-un que el presidente de Estados Unidos canceló por sorpresa el jueves pasado vuelve a estar oficialmente en el calendario. Y la volvió a colocar ahí el propio Trump ayer tras recibir en la Casa Blanca a Kim Yong-chol, enviado del líder norcoreano, que le ha entregado una carta de Kim y con quien se ha reunido durante cerca de dos horas en el Despacho Oval. «Nos reuniremos el 12 de junio en Singapur», declaró Trump.

El presidente de EEUU considera «superada» la crisis que se abrió la semana pasada, cuando respondió a duras declaraciones críticas de Pyonyang cancelando la cumbre. Y ahora se muestra covnencido de que darán un paso histórico. «Será un principio», dijo, reiterando la posición que había mantenido los últimos días de que seguramente serán necesarios más encuentros que ese primer cara a cara. «Se va a poner en marcha un proceso», declaró también, mostrándose confiado en que será «exitoso».

Aunque Trump no informó del contenido de la carta esta es bastante básica, según adelantó a The Wall Street Journal una fuente diplomática extranjera. En ella Kim muestra su interés en celebrar la cumbre. Kim no hace concesiones significativas en la misiva, pero tampoco lanza amenazas. Y con ello el líder norcoreano marca una diferencia con la carta de Trump, en la que el estadounidense volvía a hablar de sus «masivas y potentes» capacidades nucleares y decía: «Rezo a Dios para que no tengan que ser usadas nunca».

En el propio gesto de permitir la entrega en mano, y sobre todo en la larga reunión de dos horas en el Despacho Oval, hay lecturas importantes, no solo simbólicas.

El general Kim Yong-chol está bajo sanciones de EEUU por su papel en ciberataques a compañías estadounidenses. También enfrenta sanciones de la UE y ha sido acusado de haber participado en el hundimiento de un buque de guerra surcoreano en el 2010 que mató a 46 marineros.

Al recibirle, pasar tanto tiempo con él y permitir la cobertura mediática de la visita, se le ha dado un voto de confianza y una buena imagen para Pionyang, especialmente teniendo en cuenta el único precedente de una reunión similar. Esta se produjo en el año 2000, cuando la Administración de Bill Clinton también intentaba negociar con Corea del Norte para que abandonara su programa nuclear y visitó EEUU Jo Myong-rok, un alto cargo militar.

Trump comenzó ayer mismo a preparar la agenda de cumbre en Camp David.