El Gobierno español ha concedido el estatuto de protección subsidiaria al joven kurdo-sirio Abdsalam Haj Taher, de 17 años, que hace un año pidió asilo en España tras lograr escapar cuando tenía 15 de una cárcel del Estado Islámico en Siria, donde fue confinado y torturado por los yihadistas junto a otros 300 niños.

Su solicitud, aprobada con el tipo de protección temporal que se está otorgando a todos los refugiados sirios que solicitan asilo enEspaña, fue examinada el pasado julio y resuelta favorablemente el 15 de septiembre, aunque está pendiente de notificación. Pese a su carácter temporal, con este estatuto podrá reagrupar a su familia pidiendo que se le extienda la misma protección.

Taher había denunciado esta misma mañana, antes de conocer la noticia, que la falta de resolución de su petició de asilo le hacía imposible cumplir su único deseo actual: traer a España a sus padres, refugiados en Turquía.

El joven, que ha participado en una mesa redonda organizada por el Tribunal Supremo, ha explicado cómo cayó en las garras del EI y cómo escapó del infierno de las cárceles yihadistas. Vivía en Kobanicon su padre, frutero, y sus seis hermanos, cuando su vida dio un giro radical al tener que cruzar Alepo para someterse al examen que le daría el título de cuarto de ESO, pasando por territorios del EI.

Durante la ida no tuvo problemas, cuenta, pero al regresar, ya de noche, milicianos del EI le dieron el alto y le amenazaron con matarle por ser kurdo. "Me llevaron a otra ciudad, a una cárcel. Allí estábamos 300 niños, y allí estuve cuatro meses, sin saber nada de mi familia ni ellos saber de mí, de si estaba vivo o muerto. Me dije que no aguantaba más y que tenía escapar", explica.

FUGA CON OTROS CHICOS

Taher planeó la fuga con 12 chicos y consiguieron escapar, aunque algunos fueron de nuevo atrapados. Luego llamó a su madre y logró pasar a Turquía gracias a un contacto familiar. "Estuve ocho meses en Turquía sin salir de casa. Tenía en la mente la imagen de cómo pegaban a mis compañeros. Tenía miedo por si me veían y me mataban, por si mataban a mi familia", señala.

Decidió marcharse a Europa y, junto a su hermana, su sobrino de 11 meses y su cuñado, cruzó el Egeo en un atestado bote y llegó a la isla de Kos, desde donde pasó a la Grecia continental y después avanzó por la ruta balcánica hasta Alemania. Un hermano suyo instalado en España fue quien acudió a recogerle en coche, y nada más llegar formalizó la petición de asilo.