Ni las mezquitas se salvan de la barbarie de los militantes yihadistas del Estado Islámico. En su obsesión por imponer la versión más oscurantista de la ley islámica, los miembros del EI han demolido la mezquita de Jonás, considerada el lugar donde está la tumba de ese profeta, venerado tanto por judíos, musulmanes y cristianos.Jonás es un profeta que aparece en el Antigua Testamento y que es popularmente conocido por haber sido tragado por una ballena tras sufrir un naufrágio.

La mezquita fue destruída ayer jueves mediante una violenta explosión, que llegó a dañar incluso varias viviendas cercanas.De improviso, los militantes del EI llegaron al templo y ordenaron salir a todo el mundo. Entonces, provistos de grandes mazas, empezaron a destrozar a martillazos las tumbas que había en su interior. La razón de esta medida es que la versión wahabita del Islam considera pecado la construcción de tumbas para mausoleos y de santos, ya que lo identifica con la idolatría. Así, los yihadistas señalaron como argumento para su destrucción el hecho de que, por contener la tumba el profeta, esa mezquita se había convertido un lugar de apostasía en lugar de oración para musulmanes. No fue el único lugar arrasado. Los extremistas destrozaron también el santuario del imán Aun Bin Al Hasán.

El valor religioso de esa mezquita era enorme, y recibía pelegrinos, tanto musulmanes como cristianos, de todas partes del plantea. Además, su destrucción tiene un impacto histórico incalculable ya que estaba edificada sobre anteriores construcciones que datan del siglo noveno antes de cristo.

La destrucción de los emplazamientos religiosos considerados herejes no es la única de las medidas que el EI está imponiendo en las zonas de Irak y Siria que controla y sobre las que ha proclamado un califato. A principios de esta semana, el EI emitió una fatua con la que ordenaba la ablación genital femenina de todas las mujeres entre la adolescencia y los 49 años.