Estados Unidos ha expulsado a 15 integrantes de la delegación cubana en Washington tras los “ataques acústicos” que sufrieron 22 diplomáticos estadounidenses en La Habana. El Departamento de Estado ha tomado esta decisión días después de ordenar la retirada de la mayoría del personal diplomático de la embajada de Estados Unidos en Cuba.

El Gobierno cubano ha negado toda relación con los incidentes y el ministro de Exteriores, Bruno Rodríguez, ha calificado la decisión de Estados Unidos de “inaceptable” e “injustificable". Además, Rodíguez ha denunciado que los médicos cubanos no tengan acceso al personal afectado.

Cooperación en la investigación

Sin embargo, la Administración de Donald Trump no ha señalado directamente al Gobierno cubano como culpable de lo sucedido y ha afirmado estar cooperando en la investigación con el Ejectuvo de Raúl Castro. La portavoz del Departamento de Estado Heather Nauert quiso dejar claro en una rueda de prensa que la resolución tomada “no es un castigo” a Cuba.

La medida eleva la tensión entre ambos países y podría afectar a los servicios consulares. Los trámites de visados han sido interrumpidos y aquellos ciudadanos que vivan en Estados Unidos y deseen viajar a Cuba podrían tener dificultades para hacerlo. La resolución se suma a un conjunto de decisiones tomadas por el Gobierno de Trump que repercuten en el proceso de deshielo acordado por Raúl Castro y Barack Obama.

Ruidos extraños

Los ataques comenzaron a finales del 2016, cuando los diplomáticos estadounidenses empezaron a notar ruidos extraños que compararon con el zumbido de insectos o el sonido de metal arrastrado por el suelo. La pérdida de audición, la fatiga y problemas cognitivos son algunos de los síntomas que padecieron.

Todavía se desconoce el origen de estos ataques, pero podría tratarse de aparatos de espionaje similares a los utilizados durante la guerra fría. El FBI, sin embargo, no ha encontrado ningún dispositivo sospechoso en las residencias de los diplomáticos afectados y sigue investigando los hechos.