Algún día alguien en San Juan y en Washington tendrá que dar respuestas y pedir perdón a los ciudadanos de Puerto Rico pero también asumir responsabilidades. Ocho meses después de que el 20 de septiembre pasado el huracán María devastara la isla, un territorio libre asociado de Estados Unidos que aún lucha por recuperar la normalidad, la «contabilidad» oficial de las víctimas mortales de la catástrofe sigue estancada en los 64 fallecidos. Pero un estudio dirigido por la Universidad de Harvard que se publicó ayer en el New England Journal of Medicine apuntó a una aterradora cifra 70 veces mayor que la oficial: al menos 4.645 fallecidos. Son más del doble de los muertos por el Katrina, el huracán que devastó Nueva Orleans en el 2005. Y pueden ser más.

El análisis, en el que han colaborado investigadores de Puerto Rico y otras instituciones, es una estimación realizada tras estudiar 3.300 hogares en la isla, comprobar las tasas de mortalidad en los tres meses siguientes a la llegada del huracán y compararlas con las estadísticas del mismo periodo del año anterior. Con ese método se detectó un aumento del 62% de las muertes y se hicieron las proyecciones que han dado como resultado la cifra de 4.645 fallecidos. Un tercio de esas muertes se atribuyen a retrasos o inaccesibilidad total a la atención médica tras la tormenta, un problema grave que afectó especialmente a los mayores y a los enfermos crónicos.

El estudio constata lo que llevaban meses denunciando ciudadanos de la isla y expertos y sugiriendo análisis de mortandad realizados por varios medios de comunicación. Incluye duras críticas a las autoridades de la isla tanto por los métodos de contabilización de los muertos como por la falta de transparencia.

Aunque el Gobierno liderado por Ricardo Roselló cedió a la presión popular y política y en febrero puso en marcha una investigación, encargada a la Universidad George Washington, esta de momento no ha presentado ningún dato. Y el Gobierno de San Juan rechazó colaborar con Harvard.

El estudio representa también una bofetada para la Administración de Donald Trump, ampliamente denunciada por la pobre respuesta del gobierno federal al huracán.

PROBLEMAS CRÓNICOS

Ocho meses después de la llegada del María, numerosos problemas persisten en Puerto Rico: desde falta de agua potable a recurrentes fallos en la red eléctrica o falta de servicios esenciales. La situación es especialmente difícil en las zonas rurales más remotas, que fueron precisamente las más afectadas por el huracán.

La grave situación ha provocado movimientos migratorios desde la isla a EEUU, que ya habían empezado antes por la crisis económica. Aunque todavía no hay cifras oficiales definitivas, un informe del Hunter College cifraba en 135.000 los puertorriqueños que se mudaron a alguno de los 50 estados de EEUU en los seis meses siguientes a la llegada del María. Una vez que se instalan en EEUU, pueden ejercer el derecho a voto que no tienen mientras viven en la isla.