Segundo sonoro “no” de un Estado miembro en un referéndum en poco más de seis meses. El primero, a finales de junio, aboca a la salida de Reino Unido de la Unión Europea. El segundo, este domingo en Italia, no supone el abandono de este país del club pero sí le conduce al que será su tercer gobierno en tres años y devuelve la preocupación a una Eurozona que no termina de quitarse la palabra crisis de encima. Aún así, los ministros de economía y finanzas de la Eurozona han optado este lunes por cerrar filas, lanzar un mensaje de calma y circunscribir el resultado a la política interna italiana.

"No debemos hacer un psicodrama. Se trata de un voto italiano, sobre una reforma de política interna italiana, con consecuencias políticas importantes para Italia, pero no debemos reaccionar con exageración ni proyectar esto en una crisis europea ", sostiene el comisario de Asuntos económicos, Pierre Moscovici. Es más, el francés está convencido de que las autoridades italianas tienen medios para afrontar esta situación, porque Italia es un país fuerte y fiable, y que no terminará pasándole factura a Europa. "Estoy seguro de que no habrá ninguna crisis y que tenemos los medios para resistir a cualquier shock político en Europa”, asegura sobre las repercusiones del resultado y de la dimisión de Matteo Renzi.

Al igual que el dirigente comunitario muchos de los ministros que se reúnen este lunes en Bruselas. Desde su colega francés Michel Sapinhasta el español Luis de Guindos han querido dejar claro que lo ocurrido en Italia no tiene relación alguna con la política europea y que lo que toca ahora es esperar. “Es una cuestión de política interna italiana, de reforma constitución. No va ni sobre Europa, ni sobre la política europea ni el papel de Italia en Europa”, advertía el galo. “Veremos cuáles son los siguientes pasos del gobierno italiano y las diferentes decisiones que toman en los próximos días”, añadía Guindos. Y mismo mensaje de Berlín: “Así es como los procesos democráticos y constitucionales funcionan. Los italianos han decidido. Hay que respetarlo. No hay necesidad de hablar de crisis del euro”, zanjaba el ministro Wolfgang Schäuble.

En definitiva, se trata de un asunto interno italiano que a juicio del ministro español los mercados ya han descontado y que, según su colega holandés Jeroen Dijsselbloem, ha sido recibido con calma. “A tenor de la reacción de los mercados no se requiere dar ningún paso de emergencia”, estima. Es más, en su opinión el rechazo del pueblo italiano a los cambios constitucionales que pretendía el primer ministro Matteo Renzi no cambian la situación.

“Se trata de un proceso democrático” que “no cambia realmente la situación económica de Italia o de los bancos italianos. Los problemas que tenemos hoy son los mismos que teníamos ayer y todavía hay que abordarlos”, aseguraba a su llegada a la reunión el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem. En la agenda de la reunión un análisis de los borradores de presupuestos de los países del euro y, entre ellos, uno de los que más preocupan en Bruselas como es el de Italia. La ausencia del titular de economía italiano, Pier Carlo Padoan, de la reunión ha obligado a los ministros a posponer el debate sobre las cuentas italianas y a dar una tregua presupuestaria hasta que aclaren su futuro político. “La conclusión es que hacen falta medidas adicionales pero dada la coyuntura política ha resultado imposible”, ha explicado Dijsselbloem tras el debate sobre las medidas requeridas al gobierno italiano.