La extrema derecha logró ayer un importante ascenso en votos en las elecciones legislativas celebradas en Suecia, lo que la convierte en una pieza clave en el futuro político del país escandinavo. El partido Demócratas Suecos (DS), liderado por Jimmie Akesson, consiguió el 17,8% de votos, casi cinco puntos más de los obtenidos en los comicios del 2014 y doce más de los reunidos en el 2010. A pesar de que el porcentaje es inferior a lo que pronosticaban los sondeos previos a los comicios, estos resultados confirma la escalada espectacular de esta formación xenófoba, anti-europeísta y con raíces en el movimiento neonazi.

Cuando se había escrutado cerca del 100% de los votos y al cierra de esta edición, el recuento situaba a la formación ultra como tercer partido más votado, tras el Partido Socialdemócrata del primer ministro,Stefan Löfven, con el 26,2% de los votos, y el consevador partido Moderado, con el 19,7%. A pesar de ganar los comicios, este resultado es el peor en la historia de los socialdemócratas. Un auténtico varapalo. Algo parecido le ha ocurrido a los conservadores, que el de ayer fue su peor resultado desde el 2005.

Por bloques de formaciones afines, la coalición gubernamental que forman los socialdemócratas y los verdes, con el apoyo parlamentario del Partido de Izquierda, sumó el 40,6% de los votos, una pocas décimas más que la Alianza de centro-derecha, en el que destaca el partido de los Moderados, que se quedaron con el 40,2%.

Ninguno de los dos bloques obtuvo la mayoría para formar gobierno, lo que, sin duda, no hace más que favorecer a la extrema derecha que pone así fin a décadas de dominio de los grandes partidos tradicionales. Los DS se pueden convertir en una fuerza decisiva, sobre todo si logran algún tipo de acuerdo con la conservadora Alianza. A pesar de que el líder del partido Moderado, Ulf Kristersson, dijo durante la campaña electoral que no va a negociar con el DS, podría necesitar los votos o la abstención de los ultraderechistas para convertirse en el nuevo primer ministro y así echar del poder al centro-izquierda. Kristersson pidió ayer la dimisión de Löfven.

«Estoy preparado para hablar, cooperar con todos los otros partidos, y especialmente con el centro-derecha que lidera Kristersson», dijo ayer al conocer lo primeros resultados el líder de la ultraderecha sueca Akesson. En todo caso se espera un proceso largo de negociación para conocer el nuevo futuro Gobierno.

Löfven se refirió ayer al SD al depositar su voto en un colegio electoral de Estocolmo: «Los socialdemócratas y su gobierno conducido por los socialdemócratas son la garantía de que Demócratas Suecos, un partido extremista y racista, no tendrá influencia sobre el Ejecutivo».

LÍDER ULTRA / El joven líder de Demócratas de Suecia, Jimmie Akesson, de 39 años, está al frente de la formación ultraderechista desde el 2005. Nacido en 1979 en Sölvesborg, en el sur del país, zona conservadora, Akesson entró en el circo político cuando apenas tenía 19 años como concejal del partido conservador. Pero pronto renegó de su militancia decepcionado por la defensa del liberalismo económico y el apoyo de los conservadores a la adhesión de Suecia a la UE. Las de ayer fueron sus cuartas elecciones como máximo dirigente de los DS, con un discurso xenófobo. Akesson aparece siempre con su pelo impecablemente bien peinado y engominado. Una imagen con la que quiere reforzar la homogeneidad étnica de su país, la del blanco escandinavo.