Pese a estar contra las cuerdas por el escándalo de los supuestos empleos ficticios de su mujer y dos de sus hijos, François Fillon no tirará la toalla. El candidato conservador a la presidencia francesa ha querido dejar claro este lunes que no ha cometido ninguna ilegalidad, que sigue “en pie” frente a lo que considera un verdadero“linchamiento” político y que es “el mejor candidato” para llevar a la derecha al poder el próximo mayo.

Un contraataque en toda regla destinado a los electores y a su propia familia política, en la que arreciaban las voces reclamando un plan B por el temor de que Fillon les condujera a una derrota segura.

“Nada me hará cambiar de opinión. Soy candidato a la elección presidencial y soy candidato para ganarla”, ha destacado en una multitudinaria conferencia de prensa celebrada en su cuartel general de campaña de París. Una intervención destinada a explicarse ante los franceses y a ofrecer su versión de los hechos tras la tormenta desatada hace diez días por las revelaciones del diario satírico Le Canard Enchaîné.

Fillon ha empezado diciendo que su ética ha sido “irreprochable” en los 32 años que lleva en la vida pública,que nunca ha violado la ley y que todos los hechos aireados por la prensa son “legales y transparentes”. “Sí, he contratado a mi esposa como colaboradora. Sí, he contratado a mis hijos como colaboradores”, ha admitido tras insistir en que esos trabajos eran reales y dar una lista de tareas que justifican, a su juicio, el salario recibido por su esposa, Penélope, y sus hijos Charles y Marie.

En todo caso, ha reconocido que la práctica de contratar a familiares como asistentes parlamentarios (legal en Francia) hoy no está bien vista por los franceses y, por tanto, ha señalado que fue “un error” y ha pedido perdón. “Lo lamento profundamente y pido excusas a los franceses”.

Aunque está arrepentido, no devolverá el dinero cobrado por su familia, cerca de un millón de euros brutos, según el semanario, que incluye también un contrato en una revista literaria al que Fillon no se ha referido. “¿Por qué tendría que devolver sumas que corresponden al trabajo de mi mujer?”, dijo al ser preguntado al respecto.

TRANSPARENCIA

En un intento de transparencia, el ex primer ministro ha anunciado que publicaría en su página web de candidato todos los contratos de su mujer, su patrimonio, su declaración de bienes y las cuentas bancarias de su familia. “Todo está sobre la mesa”, ha insistido.

Una vez ofrecidas las explicaciones, ha pasado al ataque. Fillon ha arremetido contra una “operación de linchamiento, de asesinato político” destinada a eliminarle de la carrera presidencial a tres meses de la cita con las urnas y ha señalado que la “violencia” de los ataques no ha hecho más que “reforzar su determinación” para seguir adelante.

El líder de Los Republicanos se ha mostrado persuadido de que la investigación judicial no se interpondrá en su camino y que no será imputado. “Tengo la conciencia tranquila”, insistió.

Agarrándose a la legitimidad del millón de electores que en noviembre le dieron la victoria en las primarias de su partido, ha pedido unidad a sus propias filas y ha descartado la hipótesis de un plan B. “A partir de esta tarde empieza una nueva campaña”, advirtió.

Convencido de que los franceses le verán a partir de ahora como víctima de un ataque y volverán a confiar en él, Fillon se considera el mejor situado para llevar adelante el programa reformista que necesita el país. “La cólera fría que tengo en mí me dará más fuerza”.

ATAQUE A SUS RIVALES

De paso, ha iniciado la ofensiva contra sus principales rivales. “El verdadero peligro es un cara a cara que obligue a los franceses a elegir entre el Frente Nacional y la aventuras de un gurú salido del sistema”, ha zanjado.

Sin mencionarlos, se ha referido a Marine Le Pen y a Emmanuel Macron, a quienes los sondeos sitúan en la segunda vuelta de las presidenciales. Fillon ha desafiado los pronósticos con una frase: “Usted sabe lo que pienso de los sondeos”. Ninguno predijo que ganaría las primarias de Los Republicanos.