Tras interrogar a expertos, políticos y colectivos afectados durante más de tres meses, la comisión parlamentaria encargada de emitir un dictamen sobre la prohibición del burka apuesta claramente por una ley que destierre el velo integral de Francia. Así lo avanzó ayer André Gerin, presidente de la comisión que entregará sus conclusiones la semana que viene.

La posición de la comisión viene a engrosar la lista de partidarios de la firmeza, en la que, según un sondeo, se sitúan también la mayoría de los franceses.

La encuesta, realizada por el instituto francés Ipsos, indica que el 74% de los ciudadanos apoyan la prohibición de la prenda que cubre el rostro de algunas musulmanas. Un símbolo de integrismo que utilizan alrededor de 2.000 mujeres en Francia, especialmente en los barrios desfavorecidos de la periferia de grandes ciudades.

Alcalde comunista de Venisieux, en la conurbación de Lyón, Gerin capitanea la línea dura contra el burka, a la que se han sumado alcaldes de todos los colores, que se enfrentan con un fenómeno ligado al aumento del integrismo islámico y cuyos efectos van más allá del impacto visual. "En algunas grandes empresas se empiezan a organizar sindicatos religiosos que cuestionan la mezcla de sexos en el trabajo o la vestimenta de las mujeres. En algunas escuelas, el 50% de las niñas están exoneradas del deporte y la piscina, y cada vez más médicos son amenazados por los hombres que acompañan a mujeres cubiertas con el velo integral y que exigen que sean atendidas por personal femenino", cuenta.

Gerin denuncia el "angelismo" en este asunto de su partido y de la izquierda, que se oponen a una ley. A su juicio, el Parlamento debe aprobar una resolución que rechace el burka en toda Francia, como defiende Nicolas Sarkozy. Y apuesta por una ley que prohiba el velo integral en los lugares públicos.