“Los políticos españoles son como niños, se enfadan porque Reino Unido quiere salir de la UE y nos mandan un barco de guerra o alargan los controles en la frontera”. A las puertas de Marks & Spencers, Julian aprovecha la pausa para el 'lunch' y resume el sentir gibraltareño tras el enésimo cruce de declaraciones a cuenta del Peñón entre España y Reino Unido. “No sé qué espina tienen clavada para que, 300 años después, sigan reclamando Gibraltar, esto es nuestro”, dice con orgullo inglés en un perfecto castellano. En la colonia británica reprochan que se mezcle el 'brexit' con lasoberanía, un asunto que para muchos resurge como cortina de humo cada vez que se quiere desviar la atención sobre algún conflicto político o un caso de corrupción en España.

Los gibraltareños no temen los efectos de la desconexión de la UE. “Lo que tenga que ser, será”, se zafan a las preguntas. Cansados de ser el foco de atención en la prensa española, la mayoría es reacia a hablar. Hay incluso quien aconseja a la periodista vencer esa reticencia explicando que procede de Catalunya, una región que despierta empatía por su conflicto político con España.

"REINO UNIDO NOS QUIERE"

Lamentan que se sitúe a Gibraltar entre los primeros puntos a solucionar en el divorcio. “Como los ingleses se han salido de la UE, los otros países están un poco cabreados, es normal, y usan el tema de Gibraltar para fastidiarles”, aventura Kaelan, de origen irlandés. Pide permiso para hablar en inglés porque dice sentirse más cómodo, pero sin darse cuenta la explicación le sale en ‘llanito’, ese 'spanglish' con acento gaditano.

“A nosotros nos interesaría ser la prioridad 476, no la 2 o la 3”, lamenta Andrew Haynes, director de la Cámara de Comercio de Gibraltar. Dice que no se sienten olvidados por la metrópoli al no aparecer incluidos en el texto remitido a la UE. “Somos muy pequeños, y no era necesaria una mención directa, sabemos que en el Reino Unido nos quieren y que llegado el momento tendremos un apoyo muy fuerte, fijaos si no en la reacción en la prensa”, apunta en alusión a las portadas patrióticas de los últimos días. “Somos un todo, lo que les ocurra a ellos nos ocurre a nosotros”, insisten Vanesa y Janine, dueñas de una inmobiliaria.

Acusan a España de haber tratado de tomar ventaja aprovechando el 'brexit'. “No sé cómo se ha permitido a España convertirse en el ‘pico de la espada’ en las negociaciones”, remata Haynes en alusión alveto concedido a Madrid en cualquier asunto relacionado con Gibraltar, “¡Que sean los alemanes los que estén en primera línea, que pongan a los grandes a llevar el peso de la negociación”, clama.

Para Douglas Moreno las cosas han cambiado poco en los últimos años y cualquier excusa sirve para reclamar la soberanía. Lamenta que España “reaccione mandando un barco de guerra”, enreferencia a la incursión de una corbeta española en aguas que considera propia. “Esos episodios sólo sirven para unirnos aún más (a Reino Unido), y por mucho que diga (el exministro de Exteriores José Manuel García) Margallo, correrá mucha sangre antes de que esto sea español”, ironiza. El exjefe de la diplomacia española es considerado responsable de los momentos de mayor crispación frente a los esfuerzos apaciguadores de Miguel Ángel Moratinos y el extinto foro tripartito.

EL PAN DE LA COMARCA

El sentir general es que será la comarca gaditana de Campo de Gibraltar, con una de las tasas de paro más altas de Europa, la que más puede sufrir los efectos cuando el 'brexit' se consume. Al Peñón acuden a diario 12.500 trabajadores registrados oficialmente, más otros cientos no registrados. Existen lazos de sangre, y algunos, como Leonor, cada día cruzan la frontera para hacer la compra en pequeñas tiendas de La Línea. “El pan de muchos pueblos de la zona viene de Gibraltar”, apostilla esta mujer que lleva 35 años residiendo en la colonia, y lamenta que “los políticos no lo tengan en cuenta” con controles fronterizos que creaninterminables colas. “Después de un día de trabajo la gente tiene que esperar dos horas para volver a casa, haga frío o calor, muchas veces con niños o necesitando una medicina con urgencia”, reprocha.

Los mayores recuerdan el cierre de la verja durante la dictadura de Franco, cuando los padres tenían que coger un barco hasta Tánger y de allí hasta Algeciras para poder ver a sus hijos. Y aunque no temen que la situación se repita, “estamos acostumbrados a los palos y a sobrevivir”, señala Douglas. “En un mundo global, muchos de los productos pueden llegar en barco o en avión, no necesariamente por la frontera”, desafía. Sin embargo, Haynes apunta que Gibraltar “es una oportunidad” para España. “Somos bastante emprendedores en cuanto al comercio, y si apartamos el foco de la política, podemos sacar dinero para bien de las dos partes, que en vez de 12.000 trabajadores hubiera 20.000, yo soy optimista”, concluye.